La mayoría de los pacientes con epilepsia pueden llevar una vida normal.

La mayoría de los pacientes con epilepsia pueden llevar una vida normal.

La jefa adjunta de Neurología del Hospital Universitario La Luz de Madrid, Asunción de la Morena, recordó que en la actualidad la mayoría de los pacientes con epilepsia pueden llevar una vida normal sin limitaciones relevantes y sin deterioro cognitivo.

Hoy se celebra el Día Nacional de la Epilepsia, una jornada para informar y concienciar sobre este trastorno neurológico y la realidad y necesidades de los pacientes con epilepsia y sus familiares.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 65 millones de personas en el mundo sufren esta enfermedad, y en España, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta a más de 700.000 personas.

La clave de esta enfermedad es una alteración en la actividad eléctrica de las neuronas que provoca convulsiones repetidas. Puede afectar a cualquier persona en cualquier edad, pero es más común en la infancia y en la vejez.

La jefa adjunta de Neurología del Hospital Universitario La Luz de Madrid, Asunción de la Morena, mencionó que «la epilepsia es una alteración cerebral caracterizada por una predisposición permanente a generar convulsiones y por las consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales que de ello se derivan. Su diagnóstico es posible después de una convulsión aislada (no provocada)».

Hay personas con epilepsia que pueden desarrollar problemas cognitivos. «De hecho, estudios recientes determinan que algunos problemas tienden a ser déficits de memoria y falta de atención. Por eso, para minimizar estos cambios es importante tener un diagnóstico temprano y evitar crisis epilépticas repetidas», enfatiza el especialista.

En este sentido, Asunción de la Morena explicó que algunas crisis, como las convulsiones, se detectan claramente y generalmente llevan a las personas a recibir atención médica rápidamente, incluso a ser ingresadas en la UCI si estas crisis se repiten sin interrupción. Sin embargo, señala la neuróloga, en otro tipo de convulsiones las manifestaciones son mucho más sutiles, lo que dificulta el diagnóstico precoz.

Asimismo, para este diagnóstico certero es fundamental el uso de pruebas específicas como el electroencefalograma (EEG). La doctora Anabel Puente, jefa asociada de neurofisiología del hospital, reconoce la importancia de contar con evidencia adecuada para determinar la presencia de actividad epiléptica.

«Para aumentar la rentabilidad del diagnóstico se pueden realizar estudios de mayor duración llamados videopolisomnografía, que permiten evaluar la actividad cerebral del paciente tanto durante la vigilia como durante el sueño, aumentando así las posibilidades de encontrar alguna alteración», afirma Anabel Puente.

«La epilepsia es una enfermedad multifactorial y, afortunadamente, los avances científicos revelan una mayor implicación del papel de la genética y las enfermedades autoinmunes», concluye De la Morena.

FUENTE

nuevaprensa.info

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