Desde el comienzo de 2024, los residentes franceses deben adaptarse a una nueva realidad: el compostaje se ha convertido en una obligación para el manejo de los desechos ecológicos. Esta iniciativa tiene como objetivo cambiar nuestro enfoque de desechos en profundidad, mientras trabajamos para proteger nuestro medio ambiente. Por lo tanto, es crucial ingresar adecuadamente a las reglas vigentes, ser conscientes de las sanciones potenciales y aprender las prácticas apropiadas para cumplir con esta regulación y evitar una multa de 35 euros después del control sobre la basura.
El 1 de enero de 2024 marcó el comienzo de un punto de inflexión significativo en la gestión de los desechos domésticos en Francia. La nueva legislación requiere que las autoridades locales ofrezcan soluciones adaptadas a la clasificación de biogerosas, sin obligar directamente a cada ciudadano a compost. Por lo tanto, es responsabilidad de los habitantes seguir las directivas locales con respecto a la clasificación de desechos orgánicos, consolidando, y por lo tanto la responsabilidad hacia el medio ambiente.
Para cumplir con estos requisitos, los municipios tienen varias alternativas: establecer una colección separada de biodeserts, establecer puntos de depósito accesibles para todos o distribuir compostador individual. Muriel Bruschet, un experto en Biodeques en Ademe, enfatiza que esta transición es gradualmente, lo que permite que la infraestructura y la población se adapten armoniosamente a este nuevo sistema.
A mediados de 2014, alrededor del 40 % de la población (27 millones de personas) ya tiene acceso a soluciones de compostaje. Aunque esta cifra es alentadora, hay más que hacer para obtener cobertura total en todo el país. La adaptación de los sistemas de recolección requiere inversiones sustanciales, así como una colaboración efectiva entre todos los actores en cuestión.
Para garantizar un compostaje efectivo, es esencial excluir ciertos desechos de canasta de residuos. Ser consciente de estas restricciones evite el paquete y la obtención de un compost de calidad. La degradación de ciertos materiales puede conducir a varios problemas que comprometen el funcionamiento correcto del proceso de compostaje.
En primer lugar, se deben evitar los restos de carne y pescado, porque su descomposición atrae a roedores e insectos, mientras emite olores desagradables. Además, los productos lácteos y los alimentos cocinados tienen problemas similares y deben ser arrojados a los desechos domésticos convencionales o en pubs específicos, si su ciudad ofrece compost industrial que puede tratarlos.
Las conchas de mariscos son un caso separado. Aunque tienen un alto contenido de calcio para el suelo, su descomposición es muy lenta (lo que puede llevar varios años) y puede ralentizar el proceso de compostaje general. Si prefiere usarlos, es aconsejable aplastarlos finamente antes de agregarlos, teniendo cuidado de no desequilibrar el compost colocando cantidades excesivas.
Hay otros materiales para evitar. La colilla del cigarrillo, por ejemplo, contiene sustancias tóxicas contaminantes. Las malas hierbas ya montadas en semillas pueden extenderse por compost. Ciertas hojas (como nueces u roble), así como el ruibarbo, que son demasiado ácidos, interrumpen el equilibrio químico necesario para la descomposición. La introducción de canastas con chips electrónicos, pronto obligatorios, debería facilitar el monitoreo del cumplimiento de estas directivas.
Para un compostaje efectivo, es crucial elegir los desechos adecuados para integrar, así como para aplicar algunas técnicas simples. Los desechos ideales incluyen cáscaras de frutas y verduras, cáscaras de huevo trituradas, café y flores descoloridas. Estos materiales orgánicos se descomponen fácilmente y proporcionan nutrientes esenciales al compost.
La clave para una composición exitosa consiste en el buen equilibrio entre los materiales verdes, rico en nitrógeno y materiales marrones, ricos en carbono. Los desechos de la cocina generalmente ofrecen nitrógeno, mientras que elementos como hojas muertas, cartón inaceptable cortado en pequeñas piezas o ramitas agregan el carbono requerido. Una mezcla equilibrada acelera la descomposición y minimiza los malos olores.
La ventilación de compost regular, una vez por semana, idealmente, también es crucial para promover la actividad de los microorganismos responsables de la descomposición. El compost de latón que usa una horquilla o aerosator específica mejora la oxigenación y evita la formación de áreas anaeróbicas dañinas. Tal acción puede transformar un compost con olor en un proceso casi inodoro.
Otro aspecto del éxito del compost es el control de la humedad. El compost demasiado seco puede ralentizar el proceso, mientras que la humedad excesiva puede causar olores desagradables y limitar la ventilación. La consistencia ideal es cercana a la de una esponja húmeda sin ser espeluznante. En verano, puede ser necesario un riego ocasional, mientras que durante el período lluvioso, se recomienda proteger el compost de la precipitación excesiva que pesa su equilibrio acuático.
La imposición de compostaje es parte de una estrategia global de reducción de residuos. Al desviar la materia orgánica de los circuitos de incineración o entierro, esta práctica permite reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, una descomposición controlada genera menos metano que una degradación del vertedero, lo que contribuye a la lucha contra el calentamiento global.
El compostaje genera una enmienda natural que enriquece los suelos con nutrientes esenciales, mejorando la estructura. Este método ecológico alternativo con fertilizantes químicos también permite restaurar gradualmente la biodiversidad del suelo y aumentar su capacidad para retener el agua, un activo crucial frente a los episodios de sequía que se vuelven más frecuentes debido al cambio climático.
Las comunidades que anticiparon esta obligación confiesan una reducción significativa en el volumen de desechos domésticos, algunas registrando hasta el 30% de sus desechos. Esto lleva a ahorros sustanciales en los costos de procesamiento, lo que permite reinvertir estas ganancias en otras iniciativas ambientales o sociales en beneficio de la comunidad.
El futuro del compostaje en Francia parece prometedor, con innovaciones tecnológicas que facilitan esta práctica incluso en áreas urbanas densamente pobladas. Composteros electromecánicos, sistemas de recolección inteligentes y aplicaciones de asistencia móvil cambian gradualmente esta obligación legal en una oportunidad ecológica accesible para todos, independientemente de las limitaciones de espacio y el nivel de jardinería.