Maneras de volverse loco durante una reforma de 14 años
«Pero no hay más remedio que ser paciente y flexible», aconseja.
La sala está muerta, la «enfilada» ha vuelto: ¿por qué cambian nuestras casas?
El caso de Mar, aunque especialmente intenso, es solo uno de los muchos que surgen cada año en España. Según datos de la Asociación Nacional de Distribuidores de Materiales Cerámicos y de Construcción (Andimac), se estima que en el transcurso de 2024 se rehabilitarán 1,8 millones de viviendas en nuestro país, un 1% más que en 2023. Esto significa mucho trabajo, muchas llamadas y muchos plazos que cumplir, muchos clientes indecisos y muchos profesionales de diferentes oficios involucrados.
Las reformas internas son, además de un sector que aporta millones de euros cada año al PIB de nuestro país -una factura de unos 20.000 millones de euros al año, según cifras de Andimac de 2021-, una de las que más sensaciones y dolores de cabeza generan. “Volvernos un poco locos” a la hora de trabajar en nuestra casa o futura vivienda es muy común y seguro que muchos lectores lo saben de primera mano.
Es normal que una reforma genere estrés. Esto se debe principalmente, según Jordi Isidro, psicólogo especialista en trastornos de ansiedad y director del centro Cedipte-Psicología, “a la sensación de perder el control y de que nuestro espacio está invadido. Porque efectivamente lo es: nos tocan y nos quitan los objetos”. Según la psicóloga, “somos animales territoriales y sentir que nuestro entorno cambia y cambia provoca una interferencia en nuestro sistema emocional y una lucha interna que acaba generando estrés.
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