En la economía doméstica tendemos, lógicamente, a mirar y planificar cuidadosamente los grandes gastos: alquiler, hipoteca, compra de un coche o vacaciones.
¿Cuál será el costo total al final del año?
Sin embargo, cada día salen de nuestro bolsillo pequeñas cantidades de dinero casi sin que nos demos cuenta.
A primera vista, pueden parecer insignificantes, pero cuando se suman a lo largo de semanas, meses o años, estos microgastos pueden convertirse en una enorme fuga de dinero.
Se consideran microgastos aquellos consumos diarios que realizamos sin pensar demasiado: un café en el bar, una suscripción mensual que se nos olvidó cancelar o una comida fuera de casa.
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