Sancionan con 6.000 euros a anciano por tocar a joven en banco público.
El Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid impuso una multa de 6.000 euros a un hombre de 90 años, CRB, por cometer el delito de agresión sexual a una mujer de 21 años a la que dirigió frases profanas y le tocó en los genitales. zona en septiembre de 2022, cuando ambos estaban sentados en un banco de la Plaza de San Miguel.
En su sentencia, el juez aceptó así la petición formulada por el Ministerio Fiscal y por la acusación particular y, además de la multa, impuso al condenado una inhabilitación de dos años para ejercer cualquier profesión, oficio o actividad que requiere contacto. con menores, así como la prohibición de comunicarse con la víctima o acercarse a ella a no menos de 500 metros durante el mismo período de tiempo y de indemnizarla con 500 euros por los daños causados, según fuentes jurídicas. Prensador.
El juez da credibilidad a lo dicho por la joven tras recordar, fundamentalmente, que no conocía previamente al condenado, «excluyendo así la existencia de motivos falsos por parte del demandante, ni motivos de odio o rencor, venganza o enemistad entre ambos. .” , a pesar de las repetidas declaraciones del acusado en la reunión, de que se trata de un complot.
A esto, el juez suma otros indicios periféricos, como el hecho de que el mismo día de los hechos, la víctima acudió al centro de salud para ser atendida, «donde denunció sin contradicción alguna e idénticamente los hechos que denunció ante la Fiscalía». Policía.» , que le contó a su hermano y a un amigo, y que luego testificó en la audiencia».
La condena se produce a pesar de que el ahora condenado, el día del juicio, negó que el día de los hechos, alrededor de las 12.40 horas del 3 de septiembre de 2022, haya aprovechado el momento en el que quedó a solas con el demandante. en un banco de la Plaza de San Miguel por hacer insinuaciones sexuales, y mucho menos agresión sexual.
El imputado explicó que la joven estaba sentada en un banco con capacidad para varias personas y que él permaneció todo el tiempo sentado en un banco individual junto a él y que en esa situación, a una distancia de casi un metro, la niña explicó a le dijo que era de una ciudad y le dijo que era de otra.
Explicó que luego salió hacia su casa, luego de despedirse del interlocutor con un beso en la mejilla, y posteriormente un hermano de la joven y otro amigo se le acercaron en la calle y lo agarraron, momento en el que creyó que había sido sometido a un «secuestro».
Sin embargo, el mencionado recordó una escena bien distinta a la dibujada por el imputado. Si bien admitió que inicialmente la conversación versó sobre cosas triviales, su carácter cambió por completo y la incomodó muchísimo cuando su hermano, con quien originalmente compartía banca pública, se alejó del lugar por unos minutos.
Luego, según confirmó ella, el anciano la siguió con toda la artillería y se sentó en el mismo banco. «¿Te has dado por el culo alguna vez? Te gustan las pollas grandes», son algunas de las frases atribuidas al anciano, que se disculpó y justificó su comportamiento diciendo que la joven le había puesto «mucha excitación».
La agresión sexual se produjo cuando ella, molesta por lo que escuchó, se levantó para irse y él la agarró del brazo y logró meter la mano en su short y tocar su zona genital.
El hermano de la joven y un amigo admitieron que no presenciaron lo sucedido, pero coincidieron en señalar que encontraron a la denunciante llorando y visiblemente afectada, por lo que siguieron al anciano y llamaron a la Policía Municipal. Dos agentes presentes también confirmaron el estado de la joven.
Precisamente, la versión ofrecida por la joven y varios testigos fue utilizada por la fiscalía para pedir una condena, como así sucedió, mientras la defensa del anciano, que pedía su absolución, advertía que nadie en la Plaza de San . Miguel, a pesar de estar lleno de gente en ese momento, acudió para escuchar las supuestas malas palabras de su cliente, quien tiene importantes problemas de audición y se ve obligado a hablar en un tono alto.
El defensor también mencionó las limitaciones de movilidad de su defendida, incompatibles, a su juicio, con la agilidad que se le atribuye a la hora de poner su mano en la zona íntima de la víctima cuando ella de repente decidió levantarse y marcharse.
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