Reunión de Meloni con Von der Leyen antes de cumbre de inmigración.
En su primer día en Bruselas, Meloni aseguró a la prensa que «muchos países respetan» las políticas migratorias que Italia ha estado siguiendo en los últimos días, por lo que decidió reunirse junto con los líderes de Países Bajos y Dinamarca a los países «cercanos» en una primera reunión antes del Consejo Europeo oficial.
Aunque los organizadores se han resistido a confirmar una lista cerrada de participantes, diversas fuentes diplomáticas indican que participarán alrededor de una decena de países, entre ellos Polonia, Hungría, Malta y Grecia; e incluso fue invitado el canciller alemán, Olaf Scholz.
Por otro lado, no participarán los países bálticos porque tenían prevista otra reunión previa, ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que rechaza categóricamente la creación de centros de deportación fuera de la Unión Europea para el traslado de inmigrantes ilegales.
Desde la capital europea, el primer ministro esloveno, Robert Golob, expresó sus dudas sobre los centros de detención en terceros países, idea planteada por Von der Leyen en una carta a los dirigentes. En su carta, Von der Leyen pidió a los 27 «aprender lecciones» de la experiencia de Italia con Albania.
El texto de conclusiones que se discutirá incluye varias referencias a la política migratoria, pero podría ser eliminado de la redacción final debido a las reservas de delegaciones como la de Polonia, que pide un debate abierto y deja las declaraciones para más adelante. La última versión subraya la necesidad de actuar «a todos los niveles para facilitar, aumentar y acelerar los retornos» utilizando todas las políticas e instrumentos pertinentes de la UE.
Varios gobiernos se han alejado de reglas comunes sobre migración y asilo en los últimos meses: Países Bajos y Hungría pidieron excepciones para no aplicar el Pacto recientemente negociado y Bruselas advirtió que esto no sería posible sin una reforma del tratado. Polonia se ha unido a la lucha al anunciar planes para suspender las reglas de asilo en su frontera con Bielorrusia debido a la presión migratoria que atribuye a «ataques híbridos» orquestados por Rusia y Bielorrusia.
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