Outes (A Coruña) recordará el jueves a Manuel Otero, el único gallego y español muerto en el desembarco de Normandía

Outes (A Coruña) recordará el jueves a Manuel Otero, el único gallego y español muerto en el desembarco de Normandía

El cementerio de O Freixo de Sabardes, en la comuna coruñesa de Serra de Outes, será el escenario, el jueves, de un homenaje a Manuel Otero Martínez, el único gallego y español fallecido en el desembarco de Normandía. A 80 años de una de las operaciones militares más significativas de la Segunda Guerra Mundial, se levanta el cementerio donde reposan los restos de este gallego nacido en abril de 1916 que emigró a Estados Unidos tras la Guerra Civil y que se alistó en el ejército del norte americano para obtener ciudadanía apenas tres días antes del ataque japonés a la base de Pearl Harbor.

El homenaje está organizado por la Asociación Histórico Cultural «The Royal Green Jackets», que recuperó del olvido hace una década la historia de Manuel Otero, cuyo nombre aparece en un monolito erigido en la playa de Omaha que le reconoce como el único español asesinado en Normandía. La investigación se inició en 2013 cuando una sobrina de Manuel Otero se puso en contacto con el Museo Militar de A Coruña para solicitar información sobre su tío, que según ella murió el «Día D» como miembro del ejército estadounidense.

Nacido en Serra de Outes (A Coruña) el 29 de abril de 1916, Otero se vio sorprendido por el estallido de la Guerra Civil Española en Santander, donde trabajó como mecánico de la marina mercante. Como tantos otros españoles, simplemente cayó de un lado, en su caso el republicano. Su familia, de origen gallego, permaneció en el ámbito nacional. Sobrevivió a los años de guerra y participó en batallas claves como la de Brunete (Madrid). Finalmente fue hecho prisionero y encarcelado en Barcelona.

Su familia desvió su influencia hacia el lado ganador y logró sacarlo de prisión. Pero cuando regresó, la guerra había cambiado el pueblo y no dejó de llamar la atención de algunos vecinos. Por eso decidió empezar una nueva vida y cruzar el océano Atlántico para visitar América, como tantos emigrantes gallegos. En su caso, se fue a Estados Unidos y se instaló en Nueva York.

Así lo atestiguan los diarios que escribía su madre a partir de las cartas que recibía de su hijo emigrante en Estados Unidos. Había conseguido montar un negocio en Nueva York y estaba empezando a ganar dinero. Había abandonado la turbulenta Europa huyendo de las guerras y estaba empezando a vivir el sueño americano. Pero Manuel Otero tomó una decisión que a la postre significaría su fin: para obtener la ciudadanía estadounidense se alistó voluntariamente en el Ejército. Después de sólo seis meses de estancia, se convirtió en ciudadano estadounidense. La mala suerte volvió a golpear la vida de este galo cuando, apenas tres días después, Japón bombardeó Pearl Harbor, lo que llevó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial del lado aliado. Era 1941.

FUENTE

nuevaprensa.info

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