Menos doscientos grados Celsius y setecientas veces más fuerte.
Los días del hidrógeno podrían estar contados con la llegada del nuevo motor de hielo. Se habla de -200ºC y una potencia 700 veces mayor. Tanto el hidrógeno como el motor eléctrico han impulsado el sector de la movilidad, pero este invento podría marcar un antes y un después en la industria. Nos enfrentamos a una urgente necesidad de nuevos combustibles debido a la creciente contaminación.
Los vehículos eléctricos y el hidrógeno han surgido como alternativas prometedoras, pero ambos dependen de fuentes secundarias de energía para su producción o recarga. A pesar de los desafíos, los motores eléctricos han proliferado como una fuerza transformadora, ofreciendo una alternativa limpia y eficiente a los motores de combustión interna tradicionales.
La tecnología ha experimentado avances significativos en los últimos años, respaldados por mejoras en baterías, infraestructura de carga y conciencia ambiental. Muchos expertos han puesto sus ojos en el hidrógeno como posible sustituto de la gasolina y el diésel en la búsqueda de opciones sostenibles y ecológicas. A pesar de estas alternativas, el renacimiento de un motor que podría superar todas las expectativas está a la vista.
El nuevo motor de hielo, la propuesta definitiva para decir adiós al hidrógeno
El motor congelado al que nos referimos es el nitrógeno líquido, una tecnología que podría dejar al hidrógeno en un segundo plano. Estudios muestran que es 700 veces más potente que el hidrógeno y funciona a temperaturas extremadamente bajas de -200 °C.
El potencial del nitrógeno líquido ha despertado gran interés en el sector. Aunque no es una novedad utilizarlo como combustible, ha quedado eclipsado durante décadas. Su producción es sencilla y económica, simplemente requiere enfriar el aire a temperaturas extremadamente bajas.
Este sistema separa el oxígeno de los demás gases y se almacena en tanques aislados para minimizar las pérdidas por evaporación. La versatilidad del nitrógeno líquido como combustible se refleja en su capacidad para producir movimiento sin necesidad de una fuente de calor adicional, aprovechando la expansión de los gases para accionar un pistón.
Su aplicación ha sido implementada en proyectos como criocar y CoolN2Car, prometiendo mayor autonomía y fiabilidad en comparación con los coches eléctricos convencionales.
A pesar de sus ventajas, el uso generalizado del motor de nitrógeno líquido aún presenta desafíos, como el desarrollo de infraestructura adecuada para su distribución y almacenamiento, así como la gestión de riesgos y congelación.
A pesar de estos desafíos, hay entusiastas que apoyan este motor congelado, como la empresa Ecowamotores, que ya ha presentado propuestas para coches de nitrógeno. Solo el tiempo dirá si el motor de nitrógeno líquido sustituirá al diésel o a la gasolina.
El hidrógeno, el principal adversario del motor congelado
Por ahora, el hidrógeno se ve como una alternativa viable al motor congelado, uno de los favoritos en el actual auge. El hidrógeno se considera una iniciativa prometedora debido a su alta densidad energética y su capacidad para producir energía limpia a través de reacciones electroquímicas con agua como único subproducto.
Por lo tanto, el hidrógeno se ha convertido en una opción atractiva para la industria del transporte, que busca nuevos combustibles más respetuosos con el medio ambiente. Ahora todas las miradas están puestas en este nuevo motor de hielo y cafeína, un combustible poco convencional que los expertos aún no pueden explicar.