Según Osmel Valdés, nativo de La Habana y conductor de un carruaje tirado por caballos, si mayo es indicativo, a Cuba le espera un verano norteño largo y muy caluroso.
Este habanero de 52 años que camina por las calles sofocantes de la capital cubana tiene dificultades para encontrar sombra en el entorno urbano, por lo que coloca un trozo de cartón sobre su caballo para darle un descanso entre paseos.
«Este mes ha sido terriblemente caluroso», dijo a Reuters.
En la capital y en toda la isla, el verano ha llegado casi dos meses antes de lo habitual, agravado por frustrantes apagones de larga duración y en medio de la escasez de combustible y averías en las centrales eléctricas.
Con temperaturas nocturnas tan bajas como 27 grados Celsius (80 Fahrenheit) y temperaturas diurnas que superan los 35 °C, los lugareños afirman que no hay escapatoria.
Ramón Pérez, un meteorólogo que trabaja para el Centro Climático de Cuba, está haciendo cálculos, pero todo apunta a que este podría ser el mes más cálido en la isla desde 1951, cuando comenzaron los registros locales.
El calor sofocante en Cuba se combina con una crisis económica devastadora, un doble golpe que ya ha agotado a cubanos como Nelson Jadier, un joven de 28 años empapado en sudor que trabaja en un restaurante cortejando a los clientes en la acera.
«Mayo ha sido un mes asfixiante para aquellos de nosotros que tenemos que trabajar en las calles para llevar comida a la mesa», dijo Jadier.
