Lecciones de la caída de Assad para América Latina

Lecciones de la caída de Assad para América Latina

El derrocamiento de Bashar al-Assad después de 24 años en el poder en Siria muestra la «vulnerabilidad» de los gobiernos autoritarios de América Latina, a pesar del apoyo y la proximidad de naciones como Rusia e Irán, que han visto reducidas sus capacidades para proteger a sus aliados en Medio Oriente y aún más en otros continentes, afirman los expertos.

Países como Venezuela, Nicaragua y Cuba están observando lo ocurrido en Siria «con gran temor», según Geoff Ramsey, analista del Atlantic Council, un grupo de expertos estadounidense.

«Esto envía una señal de vulnerabilidad a los aliados latinoamericanos del régimen de Assad y podría debilitar la percepción de Rusia como un garante confiable de estabilidad y apoyo político, militar y económico», dijo el especialista en temas de seguridad, derechos humanos y política en América Latina de la Voz de América.

Assad y antes que su padre Hafez gobernaron Siria durante medio siglo, pero el reinado del heredero llegó a su fin el domingo cuando las fuerzas rebeldes lanzaron con éxito una ofensiva relámpago que lo destituyó del poder.

Assad se refugió el domingo en Rusia, un viejo aliado político que interviene militarmente en Siria desde 2015 para defenderla de sus opositores armados, considerados «terroristas» por el Kremlin.

Sin embargo, ni Moscú ni Irán, otro importante socio geopolítico del presidente derrocado, pudieron evitar su caída.

Según Ramsey, el caso sirio «refuerza la teoría de que no importa cuán fuerte o invulnerable pueda parecer un gobierno autoritario desde fuera, todos tienen sus debilidades».

Rusia e Irán, actuales aliados estratégicos de los gobiernos de Nicolás Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz-Canel de Cuba, han respaldado a Assad contra sus detractores durante la última década entre levantamientos y guerra civil.

Hace nueve años, Moscú desplegó aviones de combate en Siria, envió miles de toneladas de equipo y suministros militares, activó fuerzas especiales a favor del gobierno de Assad y ayudó a entrenar a las tropas sirias, incluso a través de operaciones de contratistas militares.

Ahora, Rusia ha acumulado más de dos años de guerra en Ucrania en medio de tensiones militares (incluidas las nucleares) con los países vecinos y el mundo occidental, lo que ha debilitado el alcance de su apoyo a Damasco.

Ramsey, por su parte, consideró que la caída de Assad podría motivar a los actores internacionales, especialmente en Europa y América, a «intensificar la presión» sobre gobiernos autoritarios en América Latina como el de Maduro, Ortega y Díaz-Canel.

Esa limitación incluiría un posible endurecimiento de las sanciones económicas, un mayor aislamiento diplomático y un apoyo «más decidido» a las oposiciones internas en Venezuela, Cuba y Nicaragua, dijo el experto del Atlantic Council.

La ley «sálvese quien pueda»

Tamara Taraciuk Broner, directora del programa de estado de derecho del Diálogo Interamericano y experta en asuntos políticos latinoamericanos, dijo que el derrocamiento de Assad envía un mensaje a gobernantes como Maduro de que «ningún dictador está a salvo para siempre, aferrándose al poder».

También dijo que considera la situación en Siria una lección para quienes forman gobiernos autoritarios. «Assad desapareció de Siria y no se preocupó por proteger las estructuras criminales que lo mantenían en el poder», señaló VOA.

Según Taraciuk Broner, «al fin y al cabo, estos dictadores están haciendo cumplir la ley de ‘sálvese quien pueda'». Estimó que los asesores de gobiernos como el de Maduro podrían «comenzar a mirar hacia afuera para comprender cuáles son sus alternativas y cómo esas alternativas pueden beneficiarlos» si apoyan una transición democrática.

FUENTE

nuevaprensa.info

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