Las repercusiones de la crisis climática
La DANA catastrófica que afectó a la ciudad de Valencia y a muchos otros lugares de España hace unos días es un claro ejemplo de las consecuencias de la inacción climática. El calentamiento global está aumentando la intensidad y frecuencia de las lluvias torrenciales, y es urgente tomar precauciones AHORA.
Las múltiples repercusiones de la DANA que azotó Valencia hace una semana son un doloroso ejemplo del impacto de la crisis climática. Amigos de la Tierra expresa su solidaridad con las personas afectadas y denuncia la falta de preparación política ante desastres de esta magnitud. Se critica la negligencia política y empresarial que prioriza beneficios económicos sobre vidas humanas.
El 29 de octubre, varios municipios de diferentes zonas de la provincia de Valencia sufrieron fuertes lluvias torrenciales que causaron graves inundaciones en muchos municipios de Horta Sud y Ribera. La acumulación de agua en el barranco provocó desastrosas consecuencias.
Residentes que vivieron la tragedia describen lo sucedido como un auténtico tsunami, ya que no llovió en las localidades afectadas por las inundaciones. Esta histórica DANA ha dejado hasta el momento 217 muertes, 89 desapariciones y muchas familias sin hogar.
La DANA en Valencia fue el peor evento climático del siglo en España, ocurriendo poco antes del inicio de la COP29 en Bakú, Azerbaiyán. La región mediterránea es una de las más afectadas por el cambio climático, y los impactos del calentamiento global se hacen evidentes, con consecuencias devastadoras para la población valenciana.
Ante esta situación, Amigos de la Tierra destaca la solidaridad de los ciudadanos valencianos, demostrando que las soluciones provienen de la colaboración colectiva, tanto a nivel local como migrante, con apoyo y cuidado mutuo en una sociedad cada vez más deshumanizada y polarizada.
El fenómeno DANA ha ocurrido durante siglos en el Mar Mediterráneo, pero la ciencia confirma que en los últimos años ha sido influenciado por la crisis climática. Las lluvias torrenciales fueron un 12% más intensas que en la era preindustrial, y la probabilidad de que se repitan se ha duplicado.
La ciencia lleva décadas advirtiendo sobre escenarios climáticos cada vez más catastróficos, con España siendo uno de los países más vulnerables de Europa. La zona mediterránea se enfrenta a una tropicalización y a fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos, como la borrasca Gloria en 2020.
La negligencia política a corto y largo plazo, junto con un modelo de producción y consumo basado en combustibles fósiles, fue la causa principal de un desastre de esta magnitud. Es un crimen no abordar con firmeza la crisis climática y poner en riesgo la vida de las personas. Las comunidades del sur y los barrios trabajadores son los más afectados.
Medidas urgentes
La ONG destaca la importancia de tomar en serio la emergencia climática y responder con fuerza desde todos los sectores involucrados, incluida la industria de los combustibles fósiles. También es esencial establecer planes de adaptación y prevenir la urbanización en zonas de riesgo de inundaciones. La responsabilidad de las administraciones y los medios de comunicación es crucial para proporcionar información veraz y contrastada a la población en tiempos de crisis.
Cerca de la COP29
«No podemos ignorar la creciente crisis climática, cuyas consecuencias cuestan vidas humanas. Es urgente actuar en la COP29 y priorizar la vida de las personas sobre los beneficios económicos», afirmó Cristina Alonso Saavedra, responsable de Justicia Climática de la organización ecologista. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la prevención de desastres son medidas necesarias para evitar futuras catástrofes.
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