La última cita de Rafa Nadal en el torneo.
El tenista español se retiró sin la despedida que había soñado, pero con su leyenda ya escrita.
Ahora sí. Rafa Nadal se ha despedido y ya no jugará tenis profesional. «Hace mucho que me di cuenta de que mi final no iba a ser una película», dijo el español en Málaga, donde este martes España quedó eliminada de los cuartos de final de la Copa Davis y se despidió de la que muchos consideran la mejor atleta española de la historia, acompañado del reconocimiento y cariño de millones de personas.
El año 2024 amenazaba con sacar al rey de la tierra, como él mismo lo dejó caer en mayo de 2023. Por eso, cuando el español explicó desde su Academia en Manacor que no llegaría a Roland Garros, habló de un «punto final». Su objetivo era volver a estar en forma para lo que sentía que era su última temporada. Dos semanas después de esa rueda de prensa, Nadal fue operado.
Como atleta de otro planeta con una historia de superación inigualable, todo parecía posible. No era atreverse a soñar, sobre todo con una despedida triunfal en el circuito de tierra, ganando de nuevo esos torneos que el aficionado español conoce de memoria, con la cima de Roland Garros. O pensar en los Juegos Olímpicos, que en 2024 se celebrarán en «su» Philippe Chatrier.
El propio Nadal no ha perdido la confianza. Lo habíamos hecho tantas veces antes, ¿por qué no una vez más? Volver atrás y hacerlo a lo grande. Muchos incluso vieron que un año más no era una locura, si todo iba tan bien, alargar su historia en las pistas. Sin embargo, su cuerpo, sin competir desde enero de 2023 por una lesión en la pierna izquierda en el Abierto de Australia, tenía otros planes.
La oportunidad de volver a competir llegó en 2024 en Brisbane y no salió bien. El cuerpo tuvo que responder y falló en la primera oportunidad con un microdesgarro en el tercer juego, que le obligó a estar más tiempo sentado en la rueda negativa porque no encontraba el ritmo y las sensaciones de las victorias. Australia, el torneo de Doha e Indian Wells fueron cayendo uno tras otro de su calendario.
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