La peor crisis del proceso de paz entre el gobierno colombiano y el ELN

Las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) atraviesan su momento más crítico desde c.Las negociaciones entre ambas partes han comenzado y entonces Así lo reconoció el Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Otty Patiño.
El Voz de América Habló con analistas sobre si esta nueva crisis, que ha llevado el proceso de paz a una especie de punto muerto, podría poner en peligro la continuidad de los diálogos y cuál podría ser la salida a este punto muerto.
A las tensiones, que vienen en aumento desde hace meses, se sumó el paro armado declarado por la guerrilla en el departamento del Chocó (occidente del país), que provocó la muerte de un niño indígena que no pudo ser trasladado al hospital. . .
Aunque el grupo levantó la medida el 19 de agosto, la decisión profundizó las fricciones.
Para el profesor y analista político de la Universidad del Norte Luis Fernando Trejos, pese a las profundas diferencias entre los partidos, por ahora «está claro que nadie romperá la mesa» porque «no están dispuestos a asumir el costo político». «.
«Lo que se avecina es un período de gran incertidumbre y estancamiento en las negociaciones, porque nadie asumirá la responsabilidad histórica de levantarse de una mesa y ser calificado como aquel que renunció a la búsqueda de la paz», explicó Cauteloso. VOA.
«Lo que el gobierno necesita es mantener el equipo negociador y activar toda la estrategia de seguridad contra el ELN. Esto nos lleva a un escenario de negociación de guerra total, dejando la puerta abierta para continuar las negociaciones», agregó.
Otro de los principales puntos de fricción es la exigencia del ELN de sacarlos de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO), como califica el Estado a las organizaciones ilegales de alto impacto, como condición para volver a la mesa.
Al respecto, Andrés Nieto, analista político e investigador de seguridad de la Universidad Central de Bogotá, señala que es «imposible» que el gobierno acepte en el corto plazo la salida de la guerrilla de la lista de Grupos Armados Organizados.
«El gobierno colombiano, a través de las Fuerzas Armadas, clasifica a los grupos armados en seis tipologías, y el ELN tiene la categoría más alta porque es considerado uno de los grupos de mayor riesgo», comentó Nieto. VOA.
“Esto no sólo impacta en la acción local, sino también en los tratados contra el terrorismo y los grupos organizados internacionales. Lo que pide el ELN es salir de esa lista, y eso no se hace mediante una resolución, sino que requiere una más rigurosa. proceso», añadió.
A este pedido se sumó el pedido de que se financie un fondo económico a cambio de detener el secuestro extorsivo y suspender las negociaciones de paz que mantiene el Ejecutivo con el Frontul Comuneros del Sur, estructura que se separó de la dirección nacional del ELN. . y operando en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.
«Creo que el ELN ya tiene razones para seguir justificando el congelamiento de los diálogos, alegando que el gobierno no respetó lo acordado», afirmó el analista.
«El ELN puede sentir que ya ganó lo que podía ganar en esta mesa y está esperando los resultados de las elecciones de 2026 para poder sentarse con el próximo gobierno, pero no desde cero, sino llevándolo consigo. todo un cúmulo de lo que logró de acuerdo con la administración Petro».
El gobierno acusó al ELN de mantener acciones armadas en varias regiones del país y de no respetar los acuerdos firmados. Por su parte, el ELN acusa al gobierno de no garantizar las condiciones adecuadas para continuar las conversaciones.
A estas alturas, dice el analista Trejos, este escenario podría generar un mecanismo de presión de la guerrilla al gobierno, como ya ocurrió en juicios anteriores.
«Hay un antecedente histórico: en 2018, antes de iniciar un ciclo de negociaciones, la guerrilla atacó una comisaría en Barranquilla, y en enero de 2019, mientras esperaba también el inicio de los diálogos, El ELN cometió atentado terrorista en Bogotá. Entonces, teniendo en cuenta este contexto, no se puede descartar que el grupo intente presionar al gobierno con una acción de este tipo”, afirmó Trejos.
En definitiva, los analistas coinciden en que si bien el rumbo que pueda tomar el proceso es incierto, los tiempos para alcanzar una solución pacífica al conflicto no son «los mismos» entre la guerrilla y el ejecutivo, tratándose de un grupo armado que «cuenta con 60 personas». años en armas.»
“Ya les pasó con Duque, esperaron cuatro años para poder sentarse a una mesa de negociaciones, dejaron su mando bloqueado en Cuba hasta que vino el siguiente gobierno y volvieron a negociar. Entonces ellos no tienen el mismo deseo de llegar a un acuerdo de paz que nosotros», concluyó Trejos.