La celebración que honra a San Vitorian, en la ermita que lleva su nombre, reunió a unos 300 habitantes. El año pasado no pudieron participar por la presencia de hielo en la entrada. Esta vez celebraron misa, como es tradicional, al mediodía. Se bendicen las tartas y el vino y luego, sobre el mantel blanco extendido en el suelo, esperamos la llegada de los pequeños insectos cuyo color predice si la próxima cosecha será abundante.
En esta ocasión predominaron las langostas verdes, también las hubo marrones y algunas negras. Así, se espera una buena cosecha de aceitunas y aceite, la cosecha de cereales también será buena y la cosecha de vino será normal porque, aunque pocas, hubo presencia de langosta negra.