La importancia de los bosques de ribera en la prevención de inundaciones causadas por el cambio climático

La importancia de los bosques de ribera en la prevención de inundaciones causadas por el cambio climático

Los márgenes de los ríos ibéricos se caracterizan por ser el anfitrión de los «bosques de Ribera». Estos ecosistemas consisten en varias especies de árboles, arbustos y plantas herbáceas que proporcionan sombra y una temperatura fresca en los meses más calurosos del año, favoreciendo la presencia de nutrientes e invertebrados que sustentan una comunidad importante de peces, anfibios y aves, aumentando así la biodiversidad del entorno.

La presencia de bosques ribereños a lo largo de nuestros ríos desempeña un papel fundamental en el soporte de la tierra circundante y en la protección contra inundaciones y la erosión causada por el flujo continuo del agua y el río, generando así un efecto de mitigación contra el aumento del caudal a través de la extensa ramificación y profundidad alcanzada por el sistema radicular de las especies ribereñas, así como el efecto denso de la retención del suelo, tan importante pero a menudo pasado por alto.

Dana y los «Bosques de Ribera»

La tragedia desencadenada por la DANA en Valencia y las intensas lluvias generadas por el cambio climático fueron utilizadas por intereses muy específicos para promover mayores ecosistemas.

Los embalses, tuberías y la eliminación de los bosques ribereños se justifican como la principal solución a los riesgos de las nuevas riadas.

Sin embargo, en el contexto climático actual, estas medidas pueden no mejorar la capacidad de adaptación y mitigación del territorio e incluso empeorar la situación. De hecho, son consideradas como adaptaciones inapropiadas por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas y el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.

Este tipo de infraestructura crea una falsa sensación de seguridad, lo que limita el espacio necesario para que los ríos se desborden naturalmente. Además, al confinar el agua en espacios más reducidos, se aumenta la velocidad y la altura del agua, lo que incrementa su capacidad para causar daños.

Los espacios naturales como humedales, marismas y ríos son fundamentales para mitigar los efectos adversos del cambio climático y reducir el riesgo de desastres en el territorio.

Estos ecosistemas en buenas condiciones ecológicas pueden tener efectos muy positivos en el contexto actual. Por ejemplo, la presencia de bosques en las orillas de los ríos y las llanuras inundadas en los meandros retiene el agua durante una inundación.

Los humedales, comúnmente presentes en las cuencas mediterráneas bajas, son esenciales para filtrar y retener importantes corrientes de agua, como se vio en el caso de L’Albufera en Valencia y su anillo de Agrosistemas.

Además, los humedales tienen la capacidad de mitigar algunos de los peores efectos del calentamiento global al absorber grandes cantidades de carbono en sus entornos húmedos.

Los humedales amortiguan y retrasan las sequías gracias a su capacidad para retener agua

Además de proteger una rica biodiversidad, los humedales son una fuente natural de agua y alimentos. Es crucial que los ríos sigan transportando nutrientes y sedimentos de forma natural al mar, ya que de lo contrario se verían afectadas las playas y los bancos de peces que sustentan la pesca. En resumen, la protección de los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad de la fauna y la flora es esencial.

Se han implementado proyectos para renaturalizar los tramos urbanos de los ríos en prácticamente todas las comunidades autónomas en los últimos tiempos.

Para hacer frente a las inundaciones, es necesario renaturalizar los ríos con medidas que reduzcan el impacto de las inundaciones y generen beneficios adicionales.

¿Por qué?

  1. Eliminar el hormigón de los cauces y las riberas, así como las islas y costas, junto con la vegetación nativa, contribuye a retener el agua.
  2. Fomentar el crecimiento de vegetación nativa, como sauces, alisos, fresnos y juncos, que ralentizan la velocidad del agua, garantiza la estabilidad de las orillas y actúa como filtro para evitar la entrada de sedimentos y productos químicos en el cauce, reduciendo la contaminación y sirviendo de refugio para aves y fauna.
  3. Eliminar especies invasoras que puedan generar problemas, como la caña común, que puede obstaculizar el flujo del agua.
  4. Llevar a cabo la limpieza de desechos, escombros y otros objetos que contaminan y podrían causar problemas durante una inundación.
  5. En algunos proyectos, se considera la creación de rutas de escape para el agua, como un desbordamiento controlado que ayude a reducir el impacto de la inundación, restableciendo así parte de la conectividad perdida entre el río y las zonas inundadas.
  6. Revisar y proponer la eliminación de construcciones y obstáculos situados en el dominio público hidráulico, que podrían representar un riesgo en caso de inundaciones.

FUENTE

nuevaprensa.info

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