Evo Morales y sus seguidores abandonan huelga y entran al Congreso de Bolivia
El ex presidente de Bolivia Evo Morales suspende su huelga de hambre que comenzó hace seis días, anunciaron sus seguidores el viernes, cuando legisladores leales al político irrumpieron en la sesión parlamentaria donde el presidente Luis Arce debía presentar su informe anual.
Esto se produce en medio de una grave crisis económica y una fractura que podría poner fin a 18 años de hegemonía política del partido gobernante.
Entre empujones e insultos, legisladores simpatizantes de Morales destruyeron los arreglos florales colocados en esta ocasión en la Asamblea Nacional, donde Arce debía rendir su informe, y arrojaron flores y tomates al presidente de la Asamblea Legislativa y al vicepresidente del país, David Choquehuanca, impidiendo la apertura de la sesión.
Ante los incidentes, el presidente prefirió evitar acudir a la sede legislativa y rindió su informe desde un palco del palacio presidencial, ante cientos de sus seguidores que llenaron la plaza Murillo en el centro de La Paz.
En su informe al país, Arce dijo que nunca imaginó que un «asedio sistemático, progresista y permanente» a su gobierno vendría de parte de Morales «porque impuso su candidatura y obtuvo impunidad» y que ese «sabotaje» es «la mayor adversidad» que enfrenta su gobierno, incluso más duro que el «complejo contexto internacional» que agrava la crisis en el país andino.
Poco antes de comenzar el reportaje, el diputado Gualberto Arispe y el dirigente cocalero Vicente Choque, ambos cercanos a Morales, confirmaron a The Associated Press que el expresidente había suspendido la huelga de hambre que inició en su feudo del Chapare con dirigentes cocaleros, pues sería un gesto de su apertura al diálogo que el Defensor del Pueblo intenta mantener.
«Él (Morales) está sano, le pedimos que termine el paro y le han asignado negociar con el gobierno», dijo Vicente Choque, aunque el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Juan Villca, dijo a los medios que «no hay condiciones» para el diálogo con la facción del Movimiento al Socialismo (MAS) liderada por Morales.
La disputa entre Morales y los seguidores de Arce ha fracturado al partido gobernante y enfrentado a los dos líderes en un duelo por el control del aparato del partido de cara a las elecciones presidenciales de 2025.
Morales se ha refugiado en su feudo del Chapare, en el centro del país, desde que la Fiscalía inició una investigación por presuntos abusos a un menor mientras era presidente en 2016.
Sus partidarios iniciaron una protesta de bloqueo de carreteras de 23 días que generó más de 2.000 millones de dólares en pérdidas, según el gobierno. Las manifestaciones fueron para exigir la suspensión de la investigación judicial contra Morales y su calificación como candidato presidencial.
Morales acusa a Arce de «montar» un caso judicial para sacarlo de la carrera presidencial, mientras que Arce acusa a su mentor de un boicot económico y político por «intereses personales». En las recientes protestas, los llamados «evistas» también exigieron la renuncia de Arce debido al agravamiento de la crisis económica.
«El gobierno de Arce traicionó al pueblo boliviano. Tenía el compromiso de levantar la economía y la hundió», dijo Morales en su cuenta X el viernes sobre los cuatro años del actual presidente.
Según Arce, los «bloqueos» de Morales han causado pérdidas por 4.000 millones de dólares en lo que va de su administración. Pese a ello, el presidente enfatizó que había logrado mantener la estabilidad de precios y calificó la falta de dólares y combustible como «problemas temporales» al tiempo que llamó a la unidad de los bolivianos, a diez meses de las elecciones de agosto de 2025.
Octubre cerró con una inflación acumulada en diez meses del 7,26%, la más alta en más de una década, según el Instituto Estatal de Estadística (INE).
La disminución de las exportaciones de gas natural debido al agotamiento de los campos y la falta de inversión desde la nacionalización ordenada por Morales en 2006 han dejado al país sin dólares para importar y subsidiar el combustible, lo que a su vez eleva el costo de vida, fomentando un clima de creciente malestar social en el país.
“Estamos básicamente en una economía de guerra. El último año de Arce será difícil, simplemente irregular ante una economía en contracción. El presidente verá enterrado su propio modelo económico», afirmó el analista económico Gonzalo Chávez.
«Es la peor gestión económica del MAS y esto también conlleva una disminución del proyecto de poder de uno de los partidos políticos más grandes» del país, afirmó la exdiputada Jimena Costa.