Estudiantes analizan un año después del cierre de universidad jesuita en Nicaragua
Cuando Marisol estaba por terminar su carrera de Comunicación Social en la Universidad Jesuita Centroamericana (UCA) en Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega decidió cerrarlo bajo la acusación de ser un «centro de terrorismo».
El gobierno afirmó haber acogido a jóvenes manifestantes durante las protestas de 2018 que desencadenaron una crisis política en el país centroamericano.
La Universidad Centroamericana (UCA) anunció la suspensión de todas sus actividades académicas y administrativas el 16 de agosto de 2023 en Nicaragua, luego de que un juez en Managua les notificara la confiscación de todos sus bienes inmuebles así como de sus «productos financieros», luego de que siendo acusado de «terrorismo».
Exalumnos de este centro de estudios, considerado uno de los más importantes de Nicaragua, recuerdan el impacto que tuvo el cierre del lugar.
«Fue un golpe que desequilibró todo lo que tenía planeado para los próximos años», dice Marisol tras considerar el cierre de la universidad jesuita en 2023.
El estudiante pudo regresar a estudiar a la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas en El Salvador y lo considera un acto de «resistencia».
«Continuar después de todo lo que han hecho para intentar obligarnos a tomar su opción, Casimiro Sotelo, es un acto de resistencia, sobre todo porque estoy en una carrera que me pone en primera línea denunciando lo que está haciendo el régimen. » añade Marisol.
En el edificio donde funcionaba la Universidad Centroamericana UCA inauguró el gobierno sandinista otro centro de estudios, pero bajo la modalidad estatal, denominada Casimiro Sotelo, en honor a un rebelde universitario fusilado en 1967 por la Guardia Nacional, leal al entonces presidente Anastasio Somoza Debayle.
Estudiantes consultados por Voz de América Aseguran que descartaron desde un inicio ingresar a dicho centro de estudios.
“Ni lo pensé porque esa universidad tiene vínculos con el gobierno, y al fin y al cabo todos en Nicaragua tenemos vínculos para sobrevivir. Entonces solo tuve que salir del país, pero la UCA en El Salvador me permitió estudiar”. dice Marisol, quien pidió no ser identificada por razones de seguridad.
«Continúo mis estudios en la UCA en El Salvador. Es más caro que el de Nicaragua, los trámites se han vuelto más complicados; Por ley, hago un año más, así que me graduaré incluso más tarde, pero vale la pena», dice.
Aún no se sabe cuántos estudiantes ingresaron en total a las universidades afiliadas a la congregación jesuita, a la que pertenecía la Universidad de Centroamérica (UCA).
La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas no respondió a una solicitud de comentarios sobre el número de admisiones de estudiantes en Managua.
«Me dieron una bofetada, por no decir que fue un nocaut»
Marcos, otro joven que prefiere usar un seudónimo por razones de seguridad, dice que estaba a pocos semestres de terminar sus estudios en la Universidad Centroamericana cuando ésta cerró, dejándolo en el limbo como otros 9.500 estudiantes de pregrado y posgrado, según sus cifras sitio web.
«Estaba a punto de graduarme, tenía mi agenda. Ya sabía más o menos qué cursos tomaría y qué tutorías tomaría para poder completar mis estudios lo antes posible. Lo tenía todo planeado y realmente recibí una bofetada, por decir lo menos, lo cual fue un nocaut”, dijo.
Marcos también pudo ingresar a estudiar a la Universidad José Simeón Cañas, UCA en El Salvador y coincide en que es “un acto de resistencia”.
“Combino carrera y trabajo, y lo que gano con mi salario lo uso casi exclusivamente para pagar la universidad. Como estudiante, a nivel personal, no considero que seguir estudiando sea un acto de resistencia, más bien lo considero no rendirse, más resistencia que otra cosa”, lamentó.
“Al fin y al cabo, conozco varios casos de personas que al cerrar la universidad automáticamente dejaron de estudiar, fueron a un call center o a una zona franca, o montaron un negocio y dejaron de estudiar”.
«Creo que a un nivel más general, como exalumno de la UCA, creo que resistimos porque no nos rendimos y buscamos qué hacer, y no le dimos al régimen la satisfacción de ir a estudiar a Casimiro. Sotelo”, enfatizó.
Estados Unidos: El cierre de la universidad jesuita recuerda la lucha de los nicaragüenses
Un año después del cierre de la universidad jesuita, Brian Nichols, subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, escribió en la red social de los nicaragüenses para hacer realidad la democracia, base de la libertad académica y de las libertades fundamentales.
Pero para la provincia centroamericana de la Compañía de Jesús, el cierre de la UCA por un año significa «indignación y dolor», según un comunicado difundido el jueves.
“Se recuerda que este es el primer aniversario de la impune e injustificada conspiración del Gobierno de Nicaragua, la Universidad Centroamericana, sus centros de investigación, bibliotecas y recursos financieros. Todo esto fue un daño incalculable al patrimonio científico y cultural de Nicaragua», ellos señalaron los jesuitas en un comunicado.
Además de cerrar la Universidad de Centroamérica (UCA), el gobierno de Daniel Ortega ha cancelado al menos 18 centros de estudios más en Nicaragua desde el inicio de la crisis sociopolítica de 2018.