Es posible ahuyentar a las lagartijas sin hacerles daño gracias a este simple consejo.
¡Qué alegría! Con la llegada del calor, los pequeños lagartos reaparecen. Puedes verlos trepando por una fachada o instalados sobre una piedra. A estos animales de sangre fría les encanta tomar el sol. Pero a veces, ¡y se instalan en tu casa sin su consentimiento!
Los lagartos en los jardines son una bendición. Grandes amantes de los caracoles, preservan tus cultivos de lechuga y espinacas. Dado que se alimentan principalmente de insectos, arañas, caracoles, algunos piojos y lombrices, son insecticidas eficaces que también preservan la biodiversidad.
Sin embargo, aunque son inofensivos, estos pequeños reptiles pueden resultar una molestia cuando entran en tu hogar. A menudo se van rastros de excrementos en las paredes. Además, algunas especies son bastante ruidosas. Ocasionalmente, también transportan bacterias dañinas para la gente. Afortunadamente existen métodos para asustarlos de forma segura y efectiva sin hacerles daño.
El lagarto huele por la boca, al igual que las serpientes. Su órgano olfativo, llamado órgano de Jacobson, es independiente de sus fosas nasales. Se abre en la boca. Así es muy sensible a los olores. Especialmente la cebolla. De este modo, saca a este pequeño reptil de tu casa. Ármate de aliados. Toma una cebolla, córtala en rodajas finas. Luego colócalas en un recipiente con agua. Deja reposar la mezcla durante la noche para permitir que el agua absorba el sabor de la verdura.
Una vez lista la solución: ponla en un biberón. Entonces, rocíala alrededor de lugares donde las lagartijas ocurren a menudo. Como grietas en paredes, marcos de puertas o ventanas y en cualquier otro lugar donde las hayas visto antes. No dudes en repetir el gesto después de la lluvia. Sellar grietas o hendiduras en paredes o puertas también puede disuadirlos.
Por otro lado, los lagartos no toleran las cáscaras de huevo, ni el olor a café, ajo o pimienta molida. Estos ingredientes son perfectos para asustar a estos pequeños reptiles. Entonces puedes poner en una taza cáscaras de huevo trituradas, quemar granos de café, esconder dientes de ajo en sus rutas habituales o incluso esparcir unas pizcas de pimienta en el suelo.
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