Enfermedades agravadas o provocadas por consumo.

Enfermedades agravadas o provocadas por consumo.

El azúcar en los alimentos procesados (como la sacarosa y el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa) que se utilizan comúnmente como edulcorantes no contienen ningún nutriente esencial (como proteínas, vitaminas o minerales). Y sí, muchas calorías innecesarias, por eso se les llama «calorías vacías».

También es la principal causa de caries. Este tipo de compuestos proporciona una gran cantidad de energía de fácil digestión, lo que lo convierte en el alimento ideal para las bacterias más dañinas que viven en la boca. La decisión está en tus manos si quieres llevar una vida sana.

Azúcar: dañino para el hígado

El azúcar produce una gran cantidad de fructosa, una sustancia que puede sobrecargar la función hepática. Para comprender lo malo que es el azúcar, es necesario entender qué le sucede a esta sustancia cuando ingresa a nuestro cuerpo.

Una vez ingerida y en el tracto digestivo, se descompone en dos azúcares simples: glucosa y fructosa, que pasan directamente a la sangre. La glucosa es un componente común y necesario que nuestro cuerpo puede sintetizar si es necesario.

La fructosa es diferente. Nuestro cuerpo no la produce en cantidades significativas porque no hay una necesidad fisiológica de ello. Además, solo puede metabolizarse en el hígado, lo cual es perjudicial si hay una acumulación significativa de esta sustancia.

Puede causar esteatohepatitis no alcohólica y hígado graso.

La fructosa se convierte en grasa en el hígado, parte de la cual se elimina en forma de colesterol VLDL, pero queda una cantidad considerable en este órgano. Consumir grandes cantidades de azúcar puede llevar al desarrollo de hígado graso, con consecuencias graves.

Una de estas consecuencias es la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), que está en aumento en los países occidentales y está fuertemente relacionada con enfermedades metabólicas.

Azúcar: aliado de la resistencia a la insulina

La insulina es una hormona crucial en el cuerpo, ya que regula la quema de grasas para producir energía y controla los niveles de azúcar en sangre. El exceso de glucosa en sangre es tóxico, lo que puede llevar al desarrollo de enfermedades como la Diabetes.

La resistencia a la insulina es una característica de la disfunción metabólica, donde la hormona se vuelve «resistente» a la glucosa proveniente del azúcar. Esto se cree que es uno de los principales factores que contribuyen a enfermedades como la obesidad, enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo II.

Empeora la diabetes tipo II

Cuando las células beta del páncreas producen insulina resistente en exceso, los niveles de azúcar en sangre aumentan, lo que empeora la resistencia a la insulina con el tiempo. Esto puede llevar a una insuficiencia pancreática en la producción de insulina para controlar los niveles de azúcar en sangre.

Es altamente adictivo

El consumo de azúcar puede resultar adictivo para muchas personas, ya que provoca la liberación de dopamina en el centro de recompensa del cerebro. Esto explica por qué quienes consumen muchos dulces pueden experimentar síntomas de abstinencia cuando dejan de hacerlo.

Es un posible carcinógeno

La constante elevación de los niveles de insulina debido al consumo continuo de grandes cantidades de azúcar puede contribuir al desarrollo del cáncer, ya que la insulina regula el crecimiento celular. Esto ha llevado a muchos científicos a creer que el azúcar puede ser un factor en el desarrollo de esta enfermedad.

Aumenta el apetito

La fructosa no tiene el mismo efecto sobre la saciedad que la glucosa, ya que la glucosa regula la producción de la hormona del hambre grelina, mientras que la fructosa no lo hace. Esto puede llevar a un aumento del apetito y al consumo excesivo de calorías.

Contribuye a la obesidad en niños y adultos.

El impacto del azúcar en las hormonas y el cerebro puede favorecer el almacenamiento de grasa, lo que aumenta el riesgo de obesidad y sobrepeso. Este efecto es especialmente preocupante en los niños, ya que cada ración de bebidas azucaradas o bollería industrial aumenta significativamente el riesgo de obesidad.

Eliminar el azúcar de la dieta es fundamental para combatir la obesidad, especialmente en los niños.

Aumenta el colesterol y el riesgo de enfermedades cardíacas.

El azúcar puede ser una de las principales causas de enfermedades cardíacas debido a los efectos nocivos de la fructosa en el metabolismo. El consumo elevado de fructosa puede aumentar los triglicéridos, el colesterol «malo» y los niveles de glucosa e insulina en sangre, factores de riesgo para enfermedades cardíacas.

FUENTE

nuevaprensa.info

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