El valor del oro trasciende la victoria de Trump
Por Steven Feldman
Mientras el presidente Trump se prepara para asumir el cargo, las reacciones del mercado han sido rápidas y el sentimiento de los inversores está fuertemente influenciado por su agenda política. Por ejemplo, su postura pro-cripto ha llevado a un aumento en el precio de Bitcoin ya que el mercado anticipa políticas favorables para las monedas digitales. Sin embargo, si bien estas medidas de corto plazo pueden llamar la atención, el valor de un activo que a menudo se pasa por alto –el oro– no se basa en los vientos políticos, sino más bien en su capacidad duradera para brindar estabilidad en medio de desafíos económicos sistémicos.
El papel del oro en tiempos de incertidumbre política
Durante mucho tiempo el oro ha sido considerado un santuario para preservar la riqueza en tiempos de agitación política. Desde la agitación económica mundial de la década de 1970 hasta la crisis financiera de 2008, el oro ha mantenido constantemente su valor cuando otros activos han flaqueado. Durante las elecciones o las transiciones de poder, los mercados pueden experimentar volatilidad, como se vio en las oscilaciones del mercado tras la victoria de Trump en 2016.
Si bien los resultados políticos a corto plazo pueden afectar los precios del oro, su valor intrínseco como depósito de riqueza durante la crisis económica permanece intacto. A diferencia de 2016, Trump hereda un «refrigerador vacío»: un país que enfrenta dos guerras por poderes, una inflación obstinada y una deuda y déficits crecientes, incluidos 8 billones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos que requerirán refinanciamiento en 2025. Aunque algunos partidarios podrían esperar un final rápido. a las guerras y el retorno a la prosperidad económica, esos resultados están lejos de ser seguros. Para los inversores, protegerse contra esta incertidumbre manteniendo activos como el oro se convierte en una estrategia prudente.
Deuda soberana, política monetaria y fuga del dólar
El valor duradero del oro está estrechamente vinculado a tres dinámicas interconectadas que dan forma al sistema financiero global: niveles insostenibles de deuda soberana, particularmente en Estados Unidos; continuas inyecciones de liquidez y políticas monetarias acomodaticias; y el aumento de los esfuerzos globales para diversificarse lejos de los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar.
La deuda nacional de Estados Unidos ha aumentado a una cifra sin precedentes de 36 billones de dólares, lo que genera preocupaciones sobre la solvencia del gobierno. El Tesoro de Estados Unidos, que alguna vez fue el patrón oro de la estabilidad, ahora es visto con más cautela mientras los crecientes niveles de deuda ponen a prueba la sostenibilidad financiera del país. Las políticas monetarias constantemente acomodaticias, las bajas tasas de interés, la flexibilización cuantitativa y las agresivas inyecciones de liquidez erosionaron aún más la confianza, alimentando las presiones inflacionarias y socavando las monedas fiduciarias.
A estos desafíos se suma un movimiento creciente entre los países para reducir la dependencia del dólar y los bonos del Tesoro. Este cambio se debe a varios factores: el mayor riesgo asociado con la deuda estadounidense, la armonización geopolítica del dólar mediante sanciones y el deseo de las naciones de aislarse de la imprevisibilidad del liderazgo estadounidense. Bajo Trump, con su retórica de confrontación y su inclinación por medidas duras, los esfuerzos para diversificar las reservas pueden acelerarse aún más. Las naciones buscan alternativas para reducir la exposición a la influencia económica de un EE.UU. cada vez más impredecible
Como señala Trey Reik, miembro gerente de Bristol Gold Group LLC, “los esfuerzos globales para inmunizar las reservas soberanas y diversificar el sistema de pagos internacionales seguirán ganando terreno. Y cada vez resulta más claro para el sistema financiero mundial que la Reserva Federal está atrapada en un ciclo perpetuo de liquidez y degradación artificiales”.
Esta confluencia de factores subraya el creciente atractivo del oro como cobertura contra riesgos sistémicos. En medio de crecientes niveles de deuda, presiones inflacionarias y un menor apetito por los bonos del Tesoro estadounidense, el oro ofrece una alternativa tangible y estable. Su resiliencia lo convierte en una salvaguardia esencial en el entorno económico cada vez más volátil de hoy.