Descubra la encantadora casa normanda diseñada por Isabelle Moltzer con encanto rústico

Descubra la encantadora casa normanda diseñada por Isabelle Moltzer con encanto rústico

Sumérgete en el encantador mundo de la casa normanda, un lugar donde el encanto campestre se combina con la elegancia atemporal, fruto del talento del arquitecto Isabelle Moltzer. Esta residencia familiar, testigo de recuerdos de infancia, ha vuelto a la vida gracias a una delicada renovación que combina autenticidad y modernidad. Descubre cómo Isabelle recuperó el brillo de este remanso de paz, preservando al mismo tiempo el alma que impregna cada rincón de este lugar lleno de historia.

Casa normanda diseñada por Isabelle Moltzer es mucho más que una residencia; es un verdadero viaje al corazón de los recuerdos, un lugar lleno de historia y encanto. Situada en el Domaine de Bailleul, esta propiedad única combina hábilmente el patrimonio familiar y una visión moderna del diseño de interiores. Sígueme para descubrir los secretos y la magia detrás de esta icónica casa.

Al crecer en esta casa ancestral, Isabelle Moltzer vivió momentos memorables que moldearon su amor por el entorno. La casa, antaño llena de cenas elegantes y reuniones con personalidades de prestigio, ha sufrido transformaciones a lo largo de los años. Cuando la familia tuvo que vender la propiedad en 2011, Isabelle no podía imaginar que algún día encontraría este espacio lleno de recuerdos.

En 2018, Isabelle decidió darle una nueva vida a esta casa que tanto amaba. Cuando llegó descubrió un espacio en mal estado, completamente abandonado durante años. El agua había dañado los tejidos y el tiempo había dejado su huella. Sin embargo, impulsada por una pasión inquebrantable, Isabelle se propuso restaurar la casa, manteniendo la elegancia de antaño adoptando al mismo tiempo un enfoque minimalista que contrasta con la acumulación de generaciones anteriores.

Para su gran sorpresa, Isabelle había conservado numerosos objetos y muebles de su infancia, almacenados en 480 cajas. Reconectarse con estos tesoros le permitió reintegrar piezas icónicas como el escritorio de su padre y un sofá de terciopelo morado. Este ancla emocional en el pasado jugó un papel fundamental en la transformación de la casa, dándole una dimensión auténtica y personal.

El resultado es sorprendente: un interior elegante y confortable que rezuma tranquilidad y armonía. Las decisiones audaces de Isabel en términos de textil o el mobiliario contribuyen a crear un ambiente acogedor conservando la esencia del lugar. Elementos como la estufa de metal en París o las cortinas de su villa en Córcega demuestran su atención al detalle y su capacidad para combinar lo antiguo y lo moderno.

Isabelle logró conservar el alma de la casa modernizándola sutilmente. Lejos de ser una casa excesivamente «decorada», quería que cada visitante se sintiera como en casa, redescubriendo los hitos de una época pasada. Estas decisiones bien pensadas demuestran su talento para crear espacios que cuenten una historia. Cada mueble, cada cuadro, cada mesa evoca eras pasadas mientras encaja perfectamente en un entorno de vida contemporáneo.

FUENTE

nuevaprensa.info

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