Desarticulan red de contrabando de drogas y drones en cárceles de Córdoba
La Guardia Civil detuvo e investigó a seis personas como presuntos autores de un delito de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal criminal, en la denominada «Operación Califa-Centro-23», con el apoyo del Centro Penitenciario de Alcolea-Córdoba. , tras haberse dedicado a introducir estupefacientes y otros artículos prohibidos mediante drones en la prisión de Córdoba, donde comenzó la operación, y en otras prisiones de España.
Según informa la Benemérita en una nota, varios de los investigados, que cumplen condena en varios centros penitenciarios repartidos por España, forman parte de la organización criminal especializada en la introducción de sustancias estupefacientes y otros efectos prohibidos en centros penitenciarios y que tendrían contacto con la resto de la organización para garantizar la introducción de efectos prohibidos en los centros penitenciarios.
La disuelta organización, originaria de Ceuta, contaba con un grupo itinerante que recorría todo el territorio nacional para llevar a cabo su acción ilícita. Este grupo, partiendo de la ciudad gaditana de Algeciras, se desplazó por carretera hasta diversos centros penitenciarios de la Península.
Dentro de la organización hubo un reparto de funciones, entre las que cabe destacar la de especialista en el vuelo de aeronaves no tripuladas (drones), que adaptaron para el transporte de diversos objetos y que sobrevolaron los distintos centros penitenciarios en horario nocturno.
Los drones estaban equipados para eliminar cualquier tipo de iluminación que emitieran, y estaban equipados con una cuerda y un hilo de pescar transparente atados a su carcasa, de los que colgaban los objetos que insertaban. Sobrevolaron los centros penitenciarios y se dirigieron a las ventanas de las celdas previamente acordadas, procediendo el interno correspondiente a cortar el alambre y tomar posesión de los efectos transportados. Según los datos obtenidos durante la investigación, los drones realizaron varios vuelos en un corto período de tiempo, realizando diferentes entregas en la misma noche.
La investigación se inició en torno al penal de Córdoba, cuando allí fue detenido un miembro de la organización que ocupaba un importante cargo en su jerarquía. En una de las operaciones llevadas a cabo por la organización debió producirse un problema técnico durante el vuelo de un dron que acabó estrellándose en las inmediaciones del centro penitenciario de Córdoba, que posteriormente fue recuperado por agentes de la Guardia Civil.
Tras un minucioso análisis policial, se descubrió uno de los puntos desde donde la organización realizaba los vuelos con drones, situado a una distancia aproximada de un kilómetro del centro penitenciario. Allí, entre la maleza, la organización había escondido material para el manejo «in situ» de la aeronave, como cuerdas, hilo de pescar transparente y cinta aislante.
Al interior del centro penitenciario, la organización criminal contaba con infraestructura suficiente para recibir, ocultar y distribuir los efectos prohibidos entre los reclusos, incluidos reclusos especializados en diversas funciones, entre los que destacaba la jefatura del encargado de coordinar con el líder del grupo de viajeros el operación de vuelo, estableciendo el horario óptimo de recepción de la mercancía, utilizando señales luminosas y sistemas de geolocalización para indicar el punto de su recepción.
Asimismo, una vez dentro del centro penitenciario, la organización contaba con otros internos especializados en el ocultamiento y distribución final de bienes que incrementarían exponencialmente su valor de mercado, poniendo en peligro además la salud y seguridad de los internos y de los funcionarios a cargo de su custodia.
En la fase final de la operación, se detuvo al líder del grupo de viaje y se registró su domicilio habitual, incautándose de material electrónico e informático, así como de interferencia y detección de señales. Asimismo, a lo largo de la investigación, la organización había incautado cinco drones que ya habían utilizado para sobrevolar los centros penitenciarios o iban a hacerlo, así como smartphones y varias dosis de hachís en forma de tabletas.
En cuanto a los internos del centro penitenciario de Córdoba afiliados a la organización investigada, cuatro teléfonos móviles, una baliza y más de 500 gramos de hachís fueron incautados por funcionarios de ese centro y del interior del mismo.
Tras la investigación y tras un importante esfuerzo de análisis, se ha podido comprobar que la organización investigada reproducía el «modus operandi» utilizado en el centro penitenciario de Córdoba, en los centros penitenciarios de Villanubla (Valladolid), Dueñas (Palencia) y Albolote. (Granada).