Cómo evitar y eliminar el mal aliento
El estreñimiento es una condición común que empeora durante el verano debido a varios factores relacionados con el calor, cambios en la dieta y otras circunstancias estacionales, según explica Fernando Jiménez, proctólogo de Clínica Proktos, especialista en Cirugía General y Aparato Digestivo.
De esta manera, el experto enfatizó que es importante comprender las causas y consecuencias de este problema para poder prevenirlo y tratarlo adecuadamente. El estreñimiento crónico o severo puede tener varias consecuencias negativas para la salud como hemorroides, lesiones o fisuras anales, enfatizó.
«La deshidratación en verano es uno de los principales factores que desencadenan o empeoran el estreñimiento. Durante los meses más cálidos, nuestro cuerpo pierde una cantidad importante de agua a través del sudor y, si no reponemos estos líquidos adecuadamente, podemos deshidratarnos. La ingesta insuficiente de agua afecta el funcionamiento del sistema digestivo y hace que las heces sean más duras y difíciles de evacuar”, añade Jiménez.
En este contexto, explica que el agua es fundamental para mantener las heces blandas y facilitar su paso por el intestino. «Cuando estamos deshidratados, el cuerpo intenta conservar agua reabsorbiéndola en el colon, lo que da como resultado heces más secas y compactas. Esto no sólo hace que la defecación sea dolorosa y difícil, sino que también puede provocar otros problemas y complicaciones digestivas, como las hemorroides y fisuras anales”, dice.
«Para prevenir el estreñimiento inducido por la deshidratación en verano, es fundamental aumentar la ingesta de líquidos. Se recomienda beber al menos ocho vasos de agua al día y consumir alimentos ricos en agua como frutas y verduras. Además, es importante. Evitar bebidas deshidratantes como el alcohol y las bebidas con exceso de cafeína. Mantenerse bien hidratado no sólo ayuda a prevenir el estreñimiento, sino que también mejora el bienestar general y la salud digestiva durante los meses más cálidos.
Por otro lado, el especialista señaló que en el verano es común que «las personas cambien sus hábitos alimentarios, optando por comidas rápidas, ricas en grasas y azúcares, y reduciendo el consumo de fibra». La falta de fibra en la dieta puede ralentizar el tránsito intestinal y contribuye al estreñimiento.
Además, señala que «las vacaciones y el calor pueden provocar una disminución de la actividad física. La actividad física regular es importante para mantener una buena salud intestinal. Sin ejercicio, las deposiciones pueden ser menos eficientes».
Los cambios de rutina también influyen. «Los viajes y los cambios de entorno pueden alterar el ritmo biológico y la hora habitual de ir al baño. Estos cambios pueden contribuir al estreñimiento», señala.
En cuanto a las consecuencias, Jiménez señala que en verano es habitual que aumenten las molestias anales. «El esfuerzo excesivo para evacuar heces duras puede provocar molestias y producir síntomas distales relacionados con las hemorroides, como sangrado, picazón y dolor anal», dijo.
«También pueden producirse fisuras anales. Las heces grandes y duras pueden provocar desgarros en el revestimiento del ano. Son extremadamente dolorosos y pueden sangrar durante la defecación. En casos graves de estreñimiento, las heces sólidas pueden impactar en el recto, formando una masa. Difícil o imposible expulsar sin intervención médica. Esto puede causar dolor importante y malestar severo. Son situaciones que deben ser evaluadas y tratadas por un proctólogo.
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