Alerta: Robles en Ciudad Real florecen en diciembre por calentamiento climático
La Asociación para la Recuperación del Bosque Nativo (ARBA) y Ecologistas en Acción de Ciudad Real alertaron de que a partir de la primera semana de diciembre los robledales comenzaron a florecer plenamente, debido al calentamiento del clima.
“Mirando un poco más de cerca, en poco más de una semana contabilizamos varias decenas de metros de robles en flor, cubriendo en su mayor parte toda la copa, en los términos municipales de Alcoba, Arroba de los Montes, Ciudad Real, Horcajo de los Montes y Piedrabuena, entre 580 y 650 metros de altitud”, señalan en un comunicado.
Según explican, el roble es una especie de amplia distribución mediterránea que tiene una alta resistencia a la sequía y a las temperaturas extremas (continentalidad), pudiendo vivir desde la costa hasta los 1.400 metros en la media montaña e incluso hasta los 2.000 en la solana. de la montaña. .
“Suele florecer en primavera, y en ocasiones se han encontrado plantas con flores en otoño, fuera de su periodo habitual, pero nunca en cantidades que llamen tanto la atención. En otros años hemos detectado floraciones invernales notables de otras especies como la pegajosa. la roca a finales de diciembre de 2019”, indican.
Según estas entidades medioambientales, las causas podrían estar relacionadas con las anomalías climáticas de este año en curso, que será uno de los más cálidos de la historia, con un récord puntual de caudales en el Guadiana a finales de marzo y precipitaciones en octubre seguido de una riqueza cercana a la primavera.
Advierten que las consecuencias para estos ejemplares serán la pérdida de flores por las heladas invernales, por lo que el posterior gasto metabólico y energético que utilizan estos robles sería en vano.
Aunque a nivel de ecosistemas esto no parece representar un cambio importante, de extenderse supondría un desequilibrio en los ciclos a los que se adapta actualmente la biodiversidad y la economía en su conjunto, advierten.
«Igualmente, en los peores suelos, los más pedregosos o arenosos, observamos una alta mortandad de robles y chaparras después del verano, evidencia clara de que las altas temperaturas medias estivales nos obligan a agotar la disponibilidad de agua que, en ocasiones, algunas plantas no los tienen, provocando la muerte de numerosos ejemplares de diferentes edades o facilitando enfermedades perniciosas como la seca.
Para la Asociación Nacional de Recuperación Forestal y Ambientalistas en Acción, estos fenómenos son una prueba de que la naturaleza se ve afectada por el cambio climático, «al que todos debemos prestar atención, con especial descrédito a las tesis negativas».
«La pasante es el árbol ibérico por excelencia y todos debemos abrir los ojos a lo que está pasando, porque todos nos veremos afectados, empezando por los agricultores y ganaderos», terminan advirtiendo.
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