Se detecta un aumento de los conflictos medioambientales en los países pobres
Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas): detecta un aumento de conflictos ambientales en los países pobres. El Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) elaborado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), ha documentado hasta el momento 4.100 conflictos por ambiente en todo el planeta, el 75% de los cuales ocurren en países en desarrollo.
El Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) es un mapa interactivo que identifica y localiza los conflictos ecológico-distributivos existentes en todo el mundo. Desde su creación hace 12 años, esta plataforma web de acceso abierto ha documentado 4.100 casos, de los cuales el 19% son causados por combustibles fósiles y generación de energía, otro 19% por la minería y el 13% por la agroindustria, la pesca y la explotación forestal.
A través de fichas individualizadas, el Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) clasifica los conflictos por el tipo de producto básico o recurso natural que los causa (por ejemplo, tierra 38%, agua 27%, electricidad 20%, petróleo 11% o carbón 10%), el país donde ocurre, la empresa responsable y el tipo de explotación que lo causa (acceso al agua y represas 29%, propiedad de la tierra 26%, minería 16%, deforestación 14% o derrames tóxicos 12%). Cada ficha aporta datos completos sobre el proyecto, el enfrentamiento, las fechas, su impacto, las resistencias locales que generó o cómo se gestionó el conflicto.
El país con el mayor número de conflictos registrados en Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) es Estados Unidos con el 10% de los casos, seguido de India (9,6%), México (7,1%), China (6,2%) o Brasil (5,2%). Sin embargo, los investigadores advierten que estos datos no representan la magnitud total del problema, ya que hay países con numerosas disputas sobre los cuales no tienen registro ni acceso a la información.
Los investigadores del ICTA-UAB explican que los conflictos son consecuencia de los patrones de consumo de nuestro actual modelo económico, que se basa en la extracción continua de los limitados recursos del planeta. Por ello, detectaron un aumento de disputas relacionadas con proyectos de energías renovables, compensaciones de carbono, áreas protegidas y minería para la transición energética, así como actividades petroleras, mineras y agroindustriales.
Los datos de Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) revelan la existencia de un importante movimiento de activistas y defensores locales que luchan contra estas injusticias ambientales. Estos movimientos de resistencia logran detener, suspender o retrasar alrededor del 25% de los conflictos documentados, combinando en la mitad de los casos la resistencia ciudadana con acciones legales.
«El movimiento global por la justicia ambiental juega un papel muy relevante en la mitigación de la crisis climática y la degradación ambiental a nivel mundial», explica Joan Martínez Alier, economista ambiental del ICTA-UAB y cofundador del ICTA-UAB. Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas). Sin embargo, la investigadora Mariana Walter señala que “el 31% de los conflictos registrados involucran la represión y criminalización de defensores ambientales por parte de las autoridades. En el 18% de los casos documentados, estos activistas son víctimas de violencia física y en el 13% son víctimas de asesinato.»
La situación se agrava cuando los defensores del medio ambiente son pueblos indígenas que luchan contra el impacto que las actividades extractivas tienen en su forma de vida y cultura tradicional. Los indígenas están movilizados en el 34% de los casos recogidos en Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas), y sufre el 27% de delitos, el 25% de violencia y el 19% de asesinatos. «Este es el ambientalismo de los pueblos pobres e indígenas, que luchan contra la extracción de combustibles fósiles, las canteras, las plantaciones de árboles o las represas hidráulicas», dice Martínez-Alier.
Las personas defensoras del medio ambiente también sufren una mayor violencia por cuestiones de género. Los registros del ICTA-UAB documentan más de un centenar de asesinatos de mujeres. Además, el 20% de los conflictos provocan el desplazamiento de personas.
El proyecto permitió identificar más de 5.000 empresas implicadas en conflictos, aunque «sorprende que unas 100 empresas especialmente conflictivas estén implicadas en un tercio de los casos recogidos», afirma Marcel Llavero-Pasquina, investigador y coordinador del ICTA-UAB. de Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas). El 41% de las empresas pertenecen a países ricos, mientras que sólo el 25% de los conflictos tienen lugar en estos países.
Los responsables del proyecto. Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) Destacan el valor de los datos recopilados por cientos de investigadores y colaboradores, que han hecho posible la publicación de más de 75 artículos científicos asociados. Cada año, más de medio millón de personas visitan la plataforma web, en su mayoría procedentes de Estados Unidos (18,8%), India (7,7%), México (7,5%), Colombia (5,9%) y Canadá (4,5%).
Cada año comparten sus datos con un centenar de instituciones, y en lo que va de 2024 ya los han compartido con 43 instituciones, de las cuales 39 son académicas, 2 ONG, una administración pública y una institución internacional (OCDE). Todos los datos son de Acceso Abierto para aquellos proyectos que tengan un impacto positivo en la justicia ambiental. También crearon la Asociación de Investigación y Acción por la Justicia Ambiental para realizar proyectos de transferencia de conocimiento a organizaciones ambientales e instituciones públicas. «Para poder completar todo esto necesitamos fondos, por eso estamos abiertos a fuentes de financiación filantrópica que nos permitan mantener vivo el proyecto», afirma Marcel Llavero-Pasquina.
La situación de los conflictos medioambientales en España
En España, Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) Hasta la fecha, ha recogido 111 conflictos medioambientales debido a la colaboración con organizaciones ecologistas. Se constatan conflictos derivados de la gestión de residuos y la contaminación ambiental, como el colapso del vertedero de Zaldibar (Bizkaia), la contaminación de las aguas con lindano en Sabiñánigo (Huesca) o con nitratos en Osona (Barcelona). Hay conflictos provocados por la existencia de centrales nucleares, como las de Garoña (Burgos), Valdecaballeros (Badajoz) o Almaraz (Cáceres), así como disputas medioambientales relacionadas con el turismo, como la construcción ilegal del hotel de Algarrobico en el Parque Natural de Cabo de Gata (Almería) o la corrupción en torno a la construcción del parque de atracciones Terra Mítica en Alicante. La minería también genera conflictos entre ciudadanía, empresas y administración pública, como la mina de litio a cielo abierto en San José de Valdeflores (Cáceres). Igual de controvertido es el fracking (o fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo del subsuelo) o la creación de parques de energía eólica en todo el territorio.