Sanciones de hasta 9 años por subarrendar pisos de alquiler en Barcelona.

Sanciones de hasta 9 años por subarrendar pisos de alquiler en Barcelona.

La Fiscalía solicita penas de 3 años y medio y 9 años de prisión para los 10 acusados de formar un grupo criminal para alquilar casas en Barcelona con documentos falsos, rehabilitarlas sin conocimiento ni consentimiento de los propietarios para aumentar el número de habitaciones y subarrendarlos como pisos turísticos o compartidos, a pesar de no tener licencia para ello.

El lunes comenzó el juicio de la Sección 7 de la Audiencia Provincial de Barcelona, trasladado a una sala de la Ciutat de la Justícia de Barcelona debido al gran número de imputados y defensores.

En esta primera audiencia, dos de las defensas pidieron sentencias para invocar «cosa juzgada», intentando convencer al tribunal de que sus respectivos clientes ya habían sido condenados por algunos de los hechos en este caso, lo cual la Fiscalía considera como prueba adicional de su actividad delictiva.

Los abogados también solicitaron que todos puedan rendir sus testimonios finales una vez practicadas todas las pruebas, petición que el presidente no rechazó.

Los hechos por los que se les acusa tuvieron lugar entre 2017 y 2020, según el auto de procesamiento de la Fiscalía, que afirma que actuaron de forma concertada y que los beneficios se repartieron según el papel que desempeñaba cada uno dentro del grupo criminal.

Según el Ministerio Público, los 10 imputados -uno de ellos comparece por videoconferencia- «crearon una red cuyo objetivo era contactar con los propietarios de inmuebles a los que se anunciaba la vivienda para formalizar un contrato de alquiler».

Para ello, aportaron «documentación rectificada» para aparecer solventes financieramente y una vez que lograron arrendar las propiedades, dejaron de pagar después del pago inicial o primera mensualidad y luego procedieron a realizar los trabajos sin el conocimiento ni consentimiento de los propietarios.

Así, señala el fiscal, incrementaron el número de habitaciones que posteriormente subarrendaron con fines turísticos a través de dos conocidas páginas de Internet.

Todo ello, insiste el Ministerio Público, «sin disponer de la licencia necesaria para tal actividad» y añade que una vez que los propietarios descubrieron estos hechos, ya no pudieron acceder a estas viviendas porque estaban ocupadas por el grupo criminal que, según sus palabras. Un clima de terror y miedo se creó cuando acudieron a exigir explicaciones tras ser alertados por los vecinos sobre el movimiento de turistas.

En otras ocasiones, fueron los propios acusados quienes llamaron a los Mossos d’Esquadra o a la Policía Urbana, a quienes mostraron los contratos de arrendamiento y pidieron el desalojo de los propietarios del edificio.

La Fiscalía sitúa como presuntos cabecillas de la trama a un padre, un hijo y dos mujeres, a quienes atribuyen la gestión de las reformas de acondicionamiento de las viviendas como apartamentos turísticos, la administración de toda la red inmobiliaria y la recaudación y distribución de beneficios.

Una de ellas había comprado, junto con su marido -y procesado-, una sociedad mercantil en 2018 que supuestamente utilizaron para crear contratos laborales que otros miembros de la trama presentaban al alquilar un piso para acreditar la solvencia económica de los propietarios.

El resto de imputados figuran «como inquilinos en numerosos arrendamientos», aportando documentación alterada y son también titulares de cuentas bancarias con las que se realizaban pagos e ingresos mensuales.

La Fiscalía añade que «ninguno de los imputados trabajaba en las empresas que figuraban en los contratos de trabajo y en los estatutos retributivos que éstos facilitaban a los propietarios», quienes previsiblemente empezarán a declarar a partir de este jueves, según fuentes judiciales a Europa Press.

El martes se reanudará el juicio, que durará dos semanas, a las 10.00 horas con los testimonios de los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional; El acusado declarará el 4 de diciembre.

La primera denuncia la presentó la propietaria de un piso el 14 de mayo de 2019, después de que el Ayuntamiento de Barcelona realizara en junio de 2018 una inspección en su inmueble e iniciara un expediente por alojamiento turístico sin licencia.

En los registros y registros realizados el 8 de julio de 2020 dictados por el Juzgado 11 de Barcelona en los domicilios de los imputados se encontró documentación relacionada con estas viviendas, así como contratos de alquiler, juegos de llaves de más de 20 viviendas, dinero en efectivo y documentos de empresas que utilizaban para falsificar salarios.

Por los hechos que se les imputan, 48 en total, los propietarios reclaman más de 600.000 euros por los alquileres que dejaron de percibir y por los daños que causaron a las propiedades durante las obras.

En el escrito de acusación de la Fiscalía se describen coacciones y amenazas contra los propietarios, a quienes presuntamente se les exigieron diversas sumas de dinero para la recuperación de los apartamentos.

También se describen amenazas como “te vamos a matar cabrón, si no me das las llaves derribamos la puerta” a uno de los dueños, quien finalmente optó por entregárselas de todos modos, a pesar de que había cambiado la cerradura con intención de tirarla.

Se añade que los imputados llegaron a instalar cámaras de vigilancia en los apartamentos turísticos y que cuando supieron que los propietarios vendrían a las viviendas, se dirigieron a las viviendas para pedirles que «abandonaran el lugar bajo amenazas de provocación». algo malo para ellos.» o llamar a los Mossosi o a la Policía Urbana para que les desalojen mostrando los contratos de arrendamiento.

Por estos hechos, la Fiscalía solicita penas que van desde los 3 años y medio hasta los 9 años como presuntos autores de los delitos de pertenencia a grupo criminal, delito continuado de engaño, delito continuado de falsificación en documento mercantil, tres delitos de extorsión y un delito menor de coacción, así como indemnizar a los perjudicados con la cantidad acordada en la ejecución de la pena.

FUENTE

nuevaprensa.info

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