El concejal de Promoción de la Ciudad, Miguel Sáinz, negó este jueves cualquier «censura o cancelación» de la obra «Despotorre», inicialmente prevista bajo la iniciativa del CuCo, y habló, por el contrario, de una «reposición» de la representación frente a lo que fueron consideradas “frases desafortunadas” para la época y el público para el que fue planeado originalmente. Así lo afirmó el consejero durante una comparecencia, formulada por el Partido Riojano dentro del Grupo Mixto, en la que, como señaló en su justificación el portavoz autonómico Rubén Antoñanzas, «la semana pasada hubo una nueva edición del CuCo y se dio una circunstancia que fue la retirada del periódico, planteado en la calle por la tarde, enfocado, suponemos, a público de diversas edades.» Algo que atribuyó a «la denuncia de Vox por esa obra que se quería hacer en la calle», que recordó fue contratada «hace meses», a lo que pidió «explicaciones sobre las circunstancias de la contratación, por qué tipo de repercusiones que tuvo la cancelación para la ciudad, cómo se puede estar dentro del horario o si se consideró llevarlo a otro tipo de horario.
Antoñanzas también se preguntó sobre «lo más preocupante, el daño irreparable a la reputación de Logroño, que salgamos en grandes titulares sobre este asunto, titulares que hablan de censura, de falta de organización o de que un Gobierno que efectivamente tiene mayoría absoluta funciona». Por lo que te dice Vox”. En su comparecencia, Miguel Sáinz aseguró que «no hubo cancelación, sino sustitución de un espectáculo por otro». Ha querido destacar el CuCo, «con una primera edición el año pasado que permitió conocer los espacios culturales y a los artistas riojanos que en ellos evolucionaron», una iniciativa, añadió que «y la cultura comercial, que incluye espectáculos de humor.
En este contexto, señaló que «la actuación se centró, en horas de la tarde del viernes, en el público infantil o familiar, «ése es el quid del problema». «Este Gobierno no canceló ni censuró a Raquel y Ane en el CuCo. Sólo ejerció su legítimo derecho a cambiar un espectáculo porque contenía frases desafortunadas para esa época en Parque Gallarza», afirmó. En palabras de Sáinz, «ese fue nuestro argumento desde el principio», frente al que desfiguró «a otros, Podemos o Vox, que pusieron énfasis en el aborto o en cuestiones feministas y utilizaron temerariamente el término censura». «No hubo censura», insistió, «sólo un cambio.
El concejal añadió que «no hay consecuencias económicas, ya que el contrato preveía que los adjudicatarios tengan la posibilidad de variar el espectáculo según las instrucciones del contratista» y, sobre el posible daño a la reputación de Logroño, afirmó que «este gobierno local no ha entrado en los temas que otros criticaban rápidamente, si quieren distraerse con otras cosas, es asunto suyo. Miguel Sáinz destacó que «CuCo continúa, mañana se presentan las dos ediciones ya previstas, manteniendo los espectáculos llenos de humor», aunque admitió que «lo único que nos podemos quejar es que podríamos haber sido más rápidos a la hora de cambiar el espectáculo.
Respecto a la obra, explicó que «basta con entrar a Internet y poner el nombre del programa para que los primeros videos que salgan ilustren y demuestren lo que estoy comentando, la presencia de frases con una sexualidad muy desafortunada». contenido, así como una declaración de las propias actrices reconociendo que parte de la actuación puede hacer que uno se sienta incómodo. Por todo ello, en lugar de «Despotorre», interpretó la riojana Elena Somovilla «que tuvo mucho público». Finalmente, el abogado negó que «fueron necesarios siete meses para conocer el guión» o que «atendimos llamadas telefónicas para pedir cambios en el guión de la obra». «Este Gobierno no está en ningún extremo, estamos en el centro, en el equilibrio, no busquemos más», concluyó.
En la respuesta formulada por los Grupos Municipales, en nombre de Podemos-IU, su portavoz, Amaia Castro, se mostró especialmente crítica, subrayando la «gravedad» de lo que calificó de «censura, la realidad es que censuraron la obra porque «Somos enemigos del feminismo, de la comunidad LGBT y de la Memoria Democrática». Incluso descartó que «le hicieron caso -en referencia al PP- a Vox, usted está solo para censurar».
Antoñanzas, en su última intervención, afirmó que «me faltaba que el asesor le explicara cómo es posible que, centrado en el entorno familiar, contratara este espectáculo, cuando en la empresa se habla de que lleva siete meses cerrado, y que no No se dieron cuenta. hasta que «Vox les llamó la atención». «Por eso hablamos del descontrol en su gestión», concluyó. En nombre de Vox, su portavoz, María Jiménez, ha recordado que advirtió sobre una obra «inapropiada para el lugar y el momento previsto», alegando referencias al aborto o a ETA. «Hablar de censura está fuera de lugar, que el que quiera verla vaya a un lugar privado pagando», afirmó Jiménez, quien criticó que «nos han atacado, es fácil ir contra Vox, estamos en el campaña. , pero eso no «significa que se puedan cruzar ciertas líneas», exigiendo que Castro «rectifique los insultos» publicados en línea.
Desde el PSOE, en primer lugar, su asesor Álvaro Foncea señaló que «fui a ver la obra a la Sala Negra y no hubo ese tipo de bromas -en referencia a las advertencias de Vox-, hubo algunas críticas políticas» y, aunque dijo que «entendía que tal vez no era para las clases de los niños», señaló que «podría haberse movido para que cualquiera pudiera venir y formarse su propio criterio». El portavoz socialista Luis Alonso aseguró inmediatamente que «creemos que fue censura, que este gobierno local respondió a la llamada de Vox, nos convierte en una sociedad infantilizada donde unos concejales deciden qué ver». «Pero nosotros, los espectadores, somos los que tenemos derecho a aplaudir, silbar o abandonar una jugada», afirmó Alonso, que se preguntó «si habrá más episodios» como este.