Revisión de la economía por el ministro en los Desayunos de Europa Press. El ministro analiza la situación económica en los Desayunos de Europa Press. El ministro repasa la situación económica en los Desayunos de Europa Press. El ministro examina la situación económica en los Desayunos de Europa Press. El ministro evalúa la situación económica en los Desayunos de Europa Press.
Buenos días a todos,
La verdad es que es un placer estar aquí hoy y desde el principio puedo decir que estéis tranquilos, que este discurso va a ser en español.
Quería empezar agradeciendo a Europa Press la deferencia de tener este gran altavoz hoy, siendo además el último antes de verano, para compartir este rato, espero que entretenido y agradable, con vosotros. Esto además es una manera estupenda de empezar la semana y, como suelo decirle a mi equipo: por fin es lunes, así que vamos con ello.
Es un lunes particularmente bueno, porque tuvimos también ayer con los resultados de las elecciones en Francia un final de semana particularmente positivo. Uno de los grandes países europeos ha optado por seguir el camino que empezamos aquí hace ya más de un año, rechazando a la ultraderecha y apostando por un modelo de gobierno que defiende las políticas sociales y sitúa a las personas en el centro de la toma de decisiones. Es algo que ha supuesto un gran alivio para la mayoría de europeístas, tanto en Francia como fuera de ese país, así que tenemos que congratularnos.
Para empezar, me gustaría hacer una introducción resaltando el buen contexto “macro” actual, resaltando que España está creciendo en 2023 un 2,5%, creando casi 800.000 puestos de trabajo, mientras además de manera simultánea veníamos reduciendo deuda y déficit con respecto a nuestro PIB, con una inflación que se iba moderando desde el 10% que se alcanzó a mediados del año 2022, en lo peor de la crisis inflacionaria de Ucrania, hasta valores en el entorno de 3% como estamos actualmente, y además manteniendo ese superávit por cuenta corriente de la balanza comercial.
Los datos que conocemos ya de 2024 nos hablan de ese mantenimiento del pulso, de una situación económicamente que continúa por esa misma buena senda en este primer semestre de 2024.
Pero déjenme remontarme a hace apenas dos años, cuando muchos -y cuando digo muchos, son muchos- pronosticaban que a España le iba a resultar muy difícil escapar a una ralentización o incluso a una recesión. Cuando estábamos aun recuperándonos de las consecuencias de la pandemia, la guerra en Ucrania y la disrupción de las cadenas de valor globales generaron un repunte inflacionario no visto en las últimas décadas al que los bancos centrales respondieron con una subida decidida de los tipos de interés.
Históricamente, la economía española ha sido muy sensible a las crisis internacionales e incluso ha tendido a amplificar sus ciclos. Sobre esta base, y ante el impacto que se temía que tuviera esa doble crisis, se fue generando un relato pesimista acerca de las perspectivas de nuestro país.
Sin embargo, dos años después, podemos decir hoy que esta vez ha sido distinto. La economía española ha resistido a estos choques creciendo a tasas muy superiores a las grandes economías europeas asentada en una robusta creación de empleo y en la fortaleza de nuestro sector exterior.
Pese a ser inicialmente una de las economías más afectadas por el COVID, España ya ha recuperado a finales del 2023 el nivel de la zona euro, creciendo más de cinco veces por encima de nuestros socios ese año, y creando casi cuatro de cada 10 de empleos que se crearon en la Unión Europea, creándolos aquí en España en el 2023.
Entre todos, y digo bien entre todos, hemos conseguido evitar estos peores escenarios que algunos auguraban. Es más, estamos también transformando las perspectivas a futuro. En las últimas semanas, últimos meses incluso, hemos visto cómo organismos de referencia tanto a nivel nacional como internacional han ido, no sólo confirmando estas buenas expectativas de crecimiento, sino que además han situado a España en un puesto de liderazgo en términos de crecimiento dentro de las grandes economías europeas para este año y para el año que viene. Son buenas perspectivas también a futuro.
Si aterrizamos, sin embargo, en las perspectivas de los ciudadanos, cuando miramos en el CIS cuál es la valoración de los españoles tanto de su situación económica personal como de la situación económica agregada, vemos que hay una cierta disparidad. Dos tercios de los españoles valoran su situación económica personal como buena o muy buena. Sin embargo, apenas un tercio valora la situación económica general como buena o muy buena. Este fenómeno no solo es nacional, también se da en Europa o incluso en Estados Unidos, donde en 2022 se acuñó el término “vibecession”, una recesión de los sentimientos, una recesión de las expectativas que no iba acorde a los datos.
¿Qué está pasando entonces? ¿cómo explicamos la prevalencia de este relato pesimista sobre la economía cuando los datos están apuntando en realidad en otra dirección? Déjenme señalar dos posibles motivos:
En primer lugar, me gustaría señalar el sesgo negativo en la información que les llega a los ciudadanos. Me explico: los titulares de prensa negativos atraen más clics, esto es indudable. De hecho, ya tenemos por ejemplo las aportaciones de hace tiempo del Premio Nobel Daniel Kahneman donde habla de concepto de escudo evolutivo, es decir, una percepción en los ciudadanos que genera una asimetría entre el poder de las expectativas o experiencias positivas y negativas. Tendemos a prestarle más atención a las expectativas, a los elementos negativos o de riesgo frente a los elementos positivos. Hay un elemento de demanda de este tipo de noticias.
Además de esto, los analistas pesimistas, y esto es curioso, pero también es cierto, parecen más inteligentes. Hace cuarenta años esto ya lo descubrió la psicóloga Teresa Amabile, que nos hablaba del incentivo a la crueldad según el cual los individuos pesimistas y negativos parecen mejor informados y más inteligentes. Por no hablar también del foco de la discusión política, que tiende irremediablemente a alejarse de aquellas áreas que no dan lugar a discusión, aquellas en las que los datos son tozudos e irremediablemente positivos.
¿Qué hacer ante este sesgo en la información? A mí, en lo que me toca, seguir resaltando cada vez que puedo que las buenas noticias también tienen que ser noticia.
Las revisiones al alza de los analistas son un indicador claro del buen desempeño de nuestra economía, que no solo ha resistido este doble impacto sin dejar cicatrices estructurales, sino que también está gradualmente corrigiendo las secuelas de la crisis financiera.
Por primera vez en nuestra historia reciente, estamos creciendo y modernizándonos sin acumular desequilibrios macroeconómicos. Tenemos superávit comercial, creación de empleo de calidad y una inflación moderada. La Comisión Europea ha reconocido nuestra buena situación en comparación con otros países de la Unión Europea. Estamos experimentando un crecimiento equilibrado y sostenible, que además permite combatir la desigualdad y lograr la sostenibilidad de las cuentas públicas.
Hemos hablado antes de la percepción negativa de la economía por parte de los ciudadanos, pero también debemos tener en cuenta el impacto de la inflación en el costo de vida y en la percepción de la población.
Después de dos años de aumentos de precios, la inflación se está moderando, pero los precios siguen altos en productos básicos, electricidad, hipotecas y alquileres. Un verdadero modelo de crecimiento equilibrado debe reducir desigualdades y asegurar la cohesión social para ser sostenible a largo plazo.
En términos relativos, España ha creado empleo por encima de otros países y ha logrado contener mejor el impacto de la inflación. Las medidas de apoyo han contribuido a mantener el poder adquisitivo de las familias.
Los datos muestran que los españoles están recuperando su poder adquisitivo y que la renta real disponible por hogar ha crecido, superando a otros países europeos. Además, la proporción de jóvenes que no están estudiando, trabajando o recibiendo formación ha disminuido considerablemente.
A pesar de que aún queda mucho por hacer, es importante destacar las mejoras tanto a nivel macroeconómico como microeconómico. El acceso a la vivienda sigue siendo un gran desafío que el gobierno está abordando de manera integral.
Es fundamental garantizar el buen funcionamiento del mercado de la vivienda, ya que afecta la inversión, la movilidad del capital humano y la eficiencia del mercado laboral, así como aspectos vitales para los jóvenes como la emancipación y la formación de una familia. Permítanme hacer un rápido listado para que seamos conscientes del esfuerzo que estamos realizando en esta área.
En cuanto a la oferta, destacaríamos elementos como:
– Licencias simplificadas que estamos promoviendo para facilitar la obtención de financiación necesaria para llevar a cabo grandes promociones.
– El aumento del parque de alquiler asequible con el apoyo de la SAREB, que en el último año y medio ha aprobado más de 7,000 alquileres sociales.
– Más elementos de oferta a través del Plan de Recuperación, con 4,000 millones de euros para reforzar el parque de viviendas en alquiler social o a precio asequible.
– Eliminación de las Golden Visa, que han contribuido a la escasez de viviendas a precios asequibles en ciertas ciudades.
– Modificaciones en el alquiler temporal para evitar el fraude.
– Mejoras en la vivienda turística, empoderando a los vecinos para decidir la implantación de alojamientos turísticos en sus fincas.
Medidas por el lado de la demanda:
– Líneas de 2,500 millones de avales ICO para la compra de primera vivienda para jóvenes menores de 35 años.
– Medidas adicionales para dotar de mayor transparencia al mercado del alquiler.
Estamos trabajando para abordar este cuello de botella, en un ámbito de competencias compartidas entre las distintas administraciones. Además, tenemos que enfrentar retos estructurales propios, como alcanzar el pleno empleo y cerrar la brecha de productividad.
En resumen, nos enfrentamos a desafíos significativos como sociedad, y debemos contribuir todos desde nuestra responsabilidad, tanto ciudadanos como empresarios. El Gobierno está tomando medidas para ayudar a enfrentar estos desafíos, como mejoras estructurales en el mercado laboral a través de la Reforma Laboral. Alrededor de 10 millones de mujeres afiliadas, cincuenta meses de crecimiento continuo, aumento de 3.6 millones de empleados con contratos indefinidos después de la Reforma Laboral, tasa de temporalidad en línea con los principales países europeos, y así sucesivamente con más datos que nos dan fe, como los más de 300,000 empleos creados en términos estacionalizados en 2024, que demuestran el buen comportamiento del mercado laboral en cantidad y calidad.
Para ver la calidad de la creación de empleo, podemos observar en qué sectores se está generando. El empleo ha crecido principalmente en áreas de alto valor añadido o productividad en los últimos años, como la informática y las ramas asociadas a la I+D+i, que han crecido un 50% desde 2018.
Recientemente, más allá de la Reforma Laboral, hemos avanzado en grandes medidas y reformas que contribuyen a reducir la tasa de desempleo estructural que ha afectado a la economía española en las últimas décadas.
Una de esas reformas es la de las prestaciones por desempleo, que busca equilibrar la protección con la empleabilidad de los trabajadores y los incentivos para mantener el vínculo con el mundo laboral, estimando una reducción de medio punto en la tasa de desempleo estructural.
A pesar de que todavía queda camino por recorrer, estos avances nos están permitiendo modernizar y mejorar el mercado laboral, enfrentando desafíos como el ajuste entre la oferta y la demanda de cualificaciones, particularmente en sectores con alta demanda de perfiles específicos.
El reto del sector público es contribuir a la cadena de valor del talento, identificando y anticipando las necesidades formativas futuras y desarrollando una oferta formativa acorde, como la reforma y expansión de la Formación Profesional.
Otro gran reto es culminar la reducción de la jornada laboral comprometida en el acuerdo de Gobierno, buscando mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y ser más competitivos en comparación con otros países europeos.
El esfuerzo colectivo es fundamental para lograr estos avances, como lo demuestra el caso de la empresa Tany, que ha combinado el crecimiento y la digitalización con una reducción de la jornada laboral sin afectar a los salarios ni al empleo, demostrando que es posible mejorar la productividad y las condiciones laborales al mismo tiempo. En segundo lugar, más allá del pleno empleo, la preocupación por el crecimiento de la productividad y sus determinantes es otro gran objetivo de la legislatura. Esto nos permitirá que el crecimiento sea sostenible y se traduzca en ganancias de bienestar a largo plazo.
Los aumentos de productividad tienen la capacidad de mejorar la competitividad de nuestras empresas a nivel microeconómico, pero también son determinantes clave de nuestro crecimiento a largo plazo a nivel macroeconómico.
Los datos de empleo indican una mejora en la modernización de nuestra estructura productiva, lo que también se traduce en una mayor productividad. La transformación de la economía está generando una mejora sustancial en la productividad.
Me gustaría destacar la importancia del Plan de Recuperación como uno de los principales determinantes de la modernización de nuestra estructura productiva.
El despliegue de la segunda fase del Plan está en marcha, con nuevas medidas e instrumentos financieros para trasladar más financiamiento a nuestras pymes y ciudadanos y mantener el impulso inversor.
Más allá de los fondos del Plan de Recuperación, las reformas asociadas al mismo están aumentando la productividad y la inversión, como la Ley Crea y Crece del 2022.
La ambiciosa agenda de reformas e inversiones del Gobierno está modernizando la estructura productiva de la economía, lo que se refleja en un mayor dinamismo en la inversión y un aumento del crecimiento potencial.
Este cambio estructural también se ve reflejado en la competitividad de la economía española en el sector exterior, con un incremento significativo de los servicios no turísticos en nuestra balanza comercial. Diversificación en cuanto al origen de los turistas, diversificación en cuanto al patrón temporal de llegada, no estando tan concentrados en verano, y también diversificación en cuanto al lugar geográfico de llegada de los mismos, no siendo tanto turismo de costa y playa sino también más turismo de interior o incluso en el norte o turismo asociado por supuesto a nuestra excelente gastronomía.
Otra forma de verla, y por eso esto era el segundo dato más allá de los servicios no turísticos, de ver este elemento de competitividad, es la llegada de grandes inversiones extranjeras. Cuando miramos los nuevos proyectos de inversión extranjera directa en España, la base de datos del Financial Times sobre inversión extranjera directa nos permite hacer una comparación a nivel internacional de dónde se sitúa España. Pues bien, España entre 2018 y 2023 se sitúa como el cuarto país del mundo de mayor atracción de inversión extranjera para nuevos proyectos de inversión. Si miramos además en qué sectores se está concentrando esta inversión extranjera directa, somos el número uno, el mayor receptor global de proyectos greenfield en el sector de energías renovables. Somos además el segundo destino en proyectos de hidrógeno limpio. Ambos, sectores clave por supuesto para el objetivo de electrificación de nuestras economías. Terceros a nivel mundial en cuanto a recepción de proyectos que implican la realización de actividades de I+D o quintos en cuanto a proyectos sobre inteligencia artificial.
Son sólo una pequeña muestra de todo lo que está llegando y además de la calidad de los sectores donde está llegando esta inversión extranjera directa.
De hecho, esta percepción de los inversores extranjeros acerca de la propuesta de valor que supone España en estos sectores punteros la tengo y me la llevo cada vez que voy en un viaje internacional a países de nuestro entorno. De hecho, acabo de volver de Japón esta semana, donde hemos recibido recurrentes mensajes acerca de la calidad y el expertise de nuestras empresas en estos sectores punteros, incluyendo energías renovables.
Pero somos ambiciosos y somos conscientes de que hay que seguir avanzando. Hay que apoyar este proceso de modernización, de mejora de productividad y competitividad. ¿Qué queremos y qué estamos haciendo para seguir apoyando en este caso a nuestras empresas?
Déjenme que comparta algunas iniciativas en este caso:
Trámites burocráticos: somos conscientes de las obligaciones regulatorias que tienen que cumplir las empresas, que pueden suponer un volumen significativo de horas de trabajo y que además tienen un bajo rendimiento desde el punto de vista de la productividad. Lo que estamos haciendo, más allá de por supuesto ir trabajando en esa reducción progresiva de las cargas administrativas, estamos trabajando en una solución a corto plazo, una solución aprovechando las ventajas de las nuevas herramientas de inteligencia artificial para facilitar la labor de las empresas y, en particular, su relación con la Administración, abstrayendo complejidad y liberando horas para que puedan dedicarse a tareas de mayor valor, con la ganancia de productividad que ello conlleva. Estamos trabajando en soluciones de este tipo que beneficiarían, en especial, a nuestras pymes. En este ámbito estamos buscando favorecer también además el clima empresarial en línea con las recomendaciones del informe Letta sobre el mercado interior. Si recuerdan, Letta hablaba de un “régimen 28” a nivel europeo y este funcionaría en paralelo a los 27 Estados miembro y permitiría a las empresas un ‘fast track’, una vía rápida más ágil para poder operar a nivel de la Unión, sin someterse a la heterogeneidad de la normativa de las distintas normativas nacionales.
Este es un proyecto ambicioso y complejo, pero que en el cual se basa una de las razones de ser del proyecto europeo: el aprovechamiento de nuestro mercado interior, de esos 450 millones de clientes.
Nosotros queremos aterrizar esta recomendación a nivel nacional. Queremos explorar una vía similar, un “régimen 18” en este caso para nosotros, para algunos ámbitos concretos ya como caso piloto. Por ejemplo, en la distribución comercial, apoyándonos en las aportaciones de las CCAA, y para ello lo haremos a través de Conferencia Sectorial, donde trataremos de acotar áreas de desarrollo, de homogeneización de un enfoque regulatorio conjunto, que permita a las empresas aprovechar al máximo las ventajas del tamaño y tener, una vez más, un elemento positivo en cuanto a ganancia de productividad.
Hay que ser ambiciosos y, además de estas medidas concretas, seguir avanzando en el marco institucional tenemos que avanzar y dotarnos del mejor marco institucional. Tenemos que avanzar y dotarnos del mejor marco institucional para aprovechar al máximo el potencial de nuestra economía. Y un ejemplo de ello lo constituye el Consejo de Productividad, que ya está en una fase muy avanzada de su constitución puesto que ya hemos remitido al Consejo de Estado el último texto para solicitar su dictamen de cara, y esperemos que sea así, a una aprobación definitiva a lo largo de este mes. Ya señaló el otro día la vicepresidenta segunda que lo presentaríamos de manera conjunta, y así espero que sea en este mes de julio.
El Consejo y sus análisis van a ayudar, también en este objetivo clave, de que los debates sobre la competitividad empresarial no se queden en el ámbito académico, sino que se traduzcan en líneas de trabajo y en medidas concretas y visibles para nuestra economía.
Concluyo ya. En definitiva, no solo estamos en un buen momento, sino también nos encontramos ante una excelente ventana de oportunidad, en un punto de inflexión en cuanto a las posibilidades para nuestra economía a futuro.
Una vez superada la crisis del COVID, recuperada la senda de crecimiento previa y afrontando la segunda parte del Plan de Recuperación, tenemos que asegurarnos que nuestro modelo de crecimiento equilibrado sobrevive, perviva en los próximos años. Que tengamos una economía que vaya creciendo de manera fuerte, generando buenos empleos y reforzando la cohesión social; haciéndolo de manera sostenible, desde el ámbito medioambiental pero también sostenible desde el ámbito fiscal, porque somos conscientes, y lo estamos probando, que estos objetivos son compatibles entre sí. Se refuerzan en un círculo virtuoso. Para lograrlo, seguiremos eliminando obstáculos al crecimiento potencial, favoreciendo inversiones productivas y apoyando su financiación con las herramientas disponibles, incluyendo la colaboración público-privada y el sector financiero. Adaptaremos la formación de los trabajadores a la economía del futuro para aprovechar los beneficios de la inteligencia artificial y la transición energética.
Terminaré señalando que estos objetivos ambiciosos deben tener un sello de justicia social. La justicia social es esencial para el progreso y la prosperidad, ya que las sociedades con mayor bienestar económico también tienen alta cohesión social. Todos los ciudadanos deben sentirse parte de un proyecto colectivo para evitar el desafecto por las instituciones y el populismo. La justicia social garantiza los derechos de todos los ciudadanos, una distribución justa del progreso y condiciones dignas de vida.
En resumen, la justicia social es necesaria para la libertad y debe ser un esfuerzo conjunto de todos los actores sociales: el Estado, las Administraciones Públicas, agentes económicos, sindicatos, organizaciones empresariales, ONGs, medios de comunicación y la ciudadanía en general.
Muchas gracias. 1. La primavera es una de mis estaciones favoritas del año. Me encanta ver cómo los árboles florecen y los días se alargan. Es un momento perfecto para salir a caminar y disfrutar del aire fresco.
2. Durante la primavera, me encanta pasar tiempo al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Es el momento perfecto para hacer picnics en el parque o simplemente relajarse en el jardín. Además, me gusta ver cómo los animales regresan después del invierno.
3. Otra cosa que me gusta de la primavera es la sensación de renovación que trae consigo. Es como si todo volviera a cobrar vida después de la hibernación invernal. Es un momento perfecto para empezar nuevos proyectos y dejar atrás la monotonía del invierno.
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