El empresario y exlíder de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), David Madí, defendió la necesidad de que los partidos soberanistas se entiendan y que este proceso debe conducir a la exploración de nuevos escenarios en temas como el acuerdo económico y otras reformas.
«Hagan cualquier cosa o estrategia, o se resuelve la división y el caos y la agitación en el mundo catalán, soberanista o independiente o no hay partido. Ahora, con los resultados obtenidos, donde por primera vez desde el catalanismo de los 80 no se suma, o hacemos esta reflexión de una vez por todas y lo solucionamos, o nadie se hace ilusiones con nada», afirmó en una entrevista a Europa Press con motivo de la publicación de su libro «Merèixer la victoria» (Coloana).
Preguntado por si esta idea debería traducirse en una lista conjunta independentista si se repiten las elecciones, el que fue mano derecha del expresidente Artur Mas en el CDC aseguró que es «pura lógica» plantearla si queremos levantarlo. tiene alguna oportunidad, aunque añade que podrían estar abiertos otros escenarios.
El libro detalla que en 2012 fue el presidente de ERC, Oriol Junqueras, quien trasladó a Mas la posibilidad de constituir una lista conjunta ante el deseo del expresidente catalán de convocar elecciones anticipadas tras el previsible rechazo del entonces presidente del Gobierno de Mariano Rajoy sobre su petición de pacto fiscal.
Madí informó entonces a Mas de que se había equivocado al convocar elecciones anticipadas, pero que si lo hacía, la «mejor idea» era confeccionar la lista conjunta con los republicanos, lo que finalmente no ocurrió y provocó que CDC perdiera 12 escaños y se quedó con 50, mientras que ERC aumentó en 10 y pasó a ser 20.
Posteriormente, las ‘Junts pel Sí’ y la celebración del 1-O en 2017 fueron posibles, pero el problema de la lista única reapareció en las reuniones posteriores que se organizaron y más concretamente la celebrada el 4 de octubre en el Palau de la Generalitat, en el que Carles Puigdemont y Junqueras repasaron las diferentes opciones que tenían.
Madí relata que una vez descartaron la posibilidad de declarar la independencia, la segunda opción que barajaron fue convocar elecciones de lista única: Puigdemont lo apoyó, mientras que Junqueras lo rechazó «con la clara afirmación de que ERC no volverá a aceptar nunca más una lista común.»
Ambos coincidieron en que era necesario abrir un proceso de mediación que, según Madí, «fue solo un espejismo para ganar tiempo y quedó demostrado que los dos dirigentes padecían la misma discapacidad política: no conocían, en la práctica, la situación política y cultura del DF Madrid».
Así, tras el «quinquenio tenaz» 2018-2023, demuestra que el soberanismo puede aprovechar la reflexión que hay que abrir tras las elecciones catalanas del 12 de mayo para abordar cuál debe ser el camino que quieren seguir, y cree que uno de los enfoques que se pueden poner sobre la mesa es el del concierto económico.
Tras explicar que en 2010 el acuerdo económico aglutinó a gran parte de la sociedad catalana, cree que ahora centrar la batalla por la unidad en este tema puede ser una opción a explorar, incluida la celebración de un referéndum al respecto.
De hecho, asegura que con el Estatuto «sin salida», ya habría propuesto construir un frente único de concierto -impuestos y agencia fiscal- para planificar un referéndum sobre este tema.
En el libro dibujó los tres escenarios que, a su juicio, puede afrontar la soberanía en los próximos años: la continuación de la dinámica actual; hacerlo de nuevo siempre que sea con unidad real, recuperando el entusiasmo de la sociedad catalana y las ganas de defender el itinerario que se inicia «con revuelta», o hacerlo de otra manera que asegure que también requiere dibujo a una unidad de granito y alianzas con los vascos.
Pese a que admite que la «necesidad» entre soberanistas y PSOE permitió la investidura de Pedro Sánchez, vaticina que este nuevo escenario se prolongará o no en función de la necesidad y la confianza mutua, y por ello lo ve es necesario impulsar cinco reformas en el Estado, empezando por el concierto económico.
También pide una ley de sectores estratégicos con capacidad regulatoria en puertos, aeropuertos, transporte, banca y finanzas, energía, telecomunicaciones, biotecnología y ciclo del agua; una ley para el replanteamiento territorial e institucional de Cataluña; una reforma del sistema judicial y policial y una ley para el reconocimiento y protección de la cultura catalana.
Según Madí, el factor humano, la química y el buen o mal entendimiento siempre tienen consecuencias en política, y esto se tradujo en una relación de «desconfianza» entre Puigdemont y Junqueras.
En el libro afirma que la flexibilidad no es una de las virtudes de Puigdemont, mientras Junqueras destaca su hermetismo y añade textualmente que la mala relación que mantenían repercutía directamente en áreas cruciales del Gobierno.
En cuanto a si es necesario un cambio de liderazgo, evitó responder, pero hizo la siguiente pregunta: «Durante la última década han tenido estos líderes y han llegado a donde querían llegar. Son capaces de corregir la situación y hacerlo de otra manera, ¿o persistirán en hacer lo que quieren? ¿Lo mismo con los mismos resultados?»
En un capítulo en el que reivindica la figura del exsecretario general de CDC, Oriol Pujol, afirma también que «habrá que recuperar a los mejores luchadores, aunque tengan cicatrices».
Ante la aparición de Alianza Catalana en el Parlament, Madí consideró «un error» hacer cordones sanitarios porque, a su juicio, en democracia todas las opiniones son legítimas y hay que combatirlas con argumentos.
Además de resaltar que es una formación que pone sobre la mesa el tema de la inmigración, rechaza calificarlo de partido fascista: «No me parece así. Si miro su agenda. «No lo creo, creo que debería incorporarse al juego democrático normal».