Los problemas cardíacos y cerebrovasculares pueden tener origen en el intestino: hallazgo italiano
Existe una conexión directa entre el intestino, el corazón y el cerebro. Una «autopista» por la que circula una sustancia presente en algunas bacterias de la microbiota y que puede provocar una trombosis responsable de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Este descubrimiento fue realizado por un grupo de investigadores italianos dirigidos por Francesco Violi, presidente honorario de la SIMI (Sociedad Italiana de Medicina Interna) y profesor emérito de la Universidad La Sapienza de Roma.
Para contrarrestar este nuevo mecanismo de enfermedad se están estudiando terapias dirigidas. La aterosclerosis es una enfermedad multifactorial asociada a numerosos factores de riesgo, entre ellos el colesterol malo LDL, que puede ser transportado por el lipopolisacárido (Lps) proveniente de bacterias gramnegativas como la Escherichia coli. Esta sustancia ingresa a la circulación después de atravesar la pared intestinal y se ubica en las arterias, provocando una inflamación crónica de bajo grado que daña las arterias y atrae plaquetas que causan trombosis.
El Lps se mueve en el torrente sanguíneo a bordo del colesterol LDL, utilizando este último como un «caballo de Troya» para penetrar las paredes de las arterias. La presencia de bacterias peligrosas que pueden enviar Lps a la circulación es más probable en sujetos con riesgo clásico de infarto, como personas con diabetes u obesidad. Para prevenir este daño, se están explorando posibles medidas como la modulación de la flora bacteriana intestinal, la administración de probióticos y prebióticos, así como la administración de ciclos de antibióticos intestinales no absorbibles para corregir la disbiosis.
El presidente de Simi, Giorgio Sesti, destaca la importancia de estas investigaciones y el enfoque holístico que ofrece el médico internista para abordar patologías complejas y multifactoriales. Se está trabajando en una posible terapia farmacológica que aproveche el Lps como nueva diana terapéutica antitrombótica, con aplicaciones potenciales en el tratamiento de la diabetes y la obesidad. Aunque aún no hay evidencia sólida, se están explorando diversas posibilidades para prevenir los daños causados por el Lps y mejorar la salud cardiovascular.
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