La importancia de la naturaleza y sus beneficios para los niños
Los primeros cinco años son un período crucial en el desarrollo de todos los individuos. Es un momento en el que los padres y cuidadores pueden ser determinantes en el bienestar de los niños y tener un impacto positivo en general y en particular con la naturaleza.
La gran mayoría de los niños viven en entornos urbanos, una tendencia que tiende a aumentar en lugar de disminuir. Por esta razón, es crucial que las familias se esfuercen para que los más pequeños tengan contacto con la naturaleza y aprendan a conocerla.
El aprendizaje sin la naturaleza no está completo. La vida de los niños en la ciudad está bastante estructurada en ambientes cerrados como el hogar o la escuela, con poca o nula actividad física y en contacto con las nuevas tecnologías. Es fundamental que entren en contacto con la naturaleza para despertar su curiosidad al respecto.
Los pequeños que disfrutan de la naturaleza se sienten mucho más estimulados, tanto por el hecho de estar en espacios abiertos como por las sensaciones que despiertan los elementos naturales. Es importante que aprendan y aprecien la naturaleza para valorarla en el futuro.
Términos como medio ambiente, hábitat, ecología, bosque, fauna o flora no deben enseñarse solo de forma teórica. Llevarlos al parque y ayudarlos a descubrir el mundo que vive en un parterre de flores o en un árbol es una forma efectiva de fijar conocimientos y estimular su curiosidad.
Para los más pequeños, poder trepar árboles, estudiar insectos, correr al aire libre, respirar aire puro u oler plantas y flores es una forma de adquirir conocimientos y asociar sensaciones placenteras como alegría, libertad y felicidad. Estas experiencias quedan grabadas en su memoria y establecen una conexión importante entre los niños y la naturaleza.
Los expertos afirman que cada vez hay más casos del trastorno depresivo conocido como déficit de naturaleza, debido a la falta de contacto y conocimiento que tienen los niños con el medio natural. Esto puede llevar a problemas de estrés, obesidad, fatiga, hiperactividad y falta de concentración.
La sobreprotección que sufren muchos niños, para evitar que se enfermen o se hagan daño, les impide tocar cosas sucias, ser rozados por algún bicho o mojarse. Esto los aleja del mundo real y del contacto con la naturaleza, lo que puede afectar su sistema inmunológico.
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