La contaminación de Solvay en la Playa de Usgo y la «mala gestión» de la depuradora de San Román, banderas negras de los ecologistas

La contaminación de Solvay en la Playa de Usgo y la «mala gestión» de la depuradora de San Román, banderas negras de los ecologistas

Ecologistas en Acción otorgó a Cantabria dos banderas negras, una por la «contaminación» de Solvay en la playa de Usgo y otra por la «mala gestión» de las «deficiencias» en el sistema de alcantarillado de la Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de San Román de Llanilla.

Esto se desprende del informe «Banderas Negras 2024» presentado este miércoles por Ecologistas en Acción, donde la organización ecologista otorgó esta distinción a un total de 48 playas españolas como los casos más relevantes de contaminación por vertidos de aguas residuales y de mala gestión ambiental, con una tasa de dos por cada provincia costera.

En cuanto a la bandera negra por «contaminación» de Solvay en la playa de Usgo, el informe de Ecologistas indica que desde la empresa, situada en Torrelavega, un colector de 8 kilómetros se dirige hasta el acantilado junto a la playa de Usgo, vertiendo los residuos químicos generados como subproductos de sus procesos industriales, como cloruro cálcico, cloruro sódico, hidróxido cálcico, metales pesados y amoniaco.

Estos efectos, por el viento predominante, son visibles por el este hasta las playas del Sardinero, Liencres, Covachos, La Arnía, Virgen del Mar, Mataleñas; y al oeste, en las playas de Los Caballos, Marzán, La Concha, Los Locos y La Tablía, hasta llegar a la cabecera de Punta Ballota.

En total, unos 12 kilómetros de costa, entre los que se incluyen la ZEPA Islas Cabreras, el Parque Natural de las Dunas de Liencres y se adentra en el mar durante varios kilómetros.

La organización denunció una vez más que el litoral está afectado por las sustancias contaminantes que el Grupo Solvay vierte al mar desde 2002 (durante 40 años fue arrojada directamente a la costa), a través de una fuente submarina de 0,5 metros de diámetro que entra al mar 700 metros y se derrama sobre el fondo arenoso a una profundidad de 14 metros.

Según advierte, este vertido supone un «grave problema histórico» por el «muy grave impacto» que provoca en el medio ambiente, «autorizado» por la Dirección General de Medio Ambiente, según el interés de las empresas de reducir costos ahorrando en los costos de reciclaje.

El informe señala como alternativa la instalación de una planta de decantación industrial, con espesadores y deshidratadores de fangos industriales, tecnología que se aplica con éxito para caudales muy superiores a los generados por Solvay. De esta forma, los residuos así tratados podrán ser reutilizados o depositados en un vertedero controlado.

En cuanto a la bandera negra por «mala gestión» en la Depuradora de San Román, en Llanilla (Santander), los ecologistas señalan que el canal de efluentes «sufre graves daños» que conecta con el manantial submarino que vierte agua. Hay filtraciones dentro del mar, puntos por daños materiales con desgarros específicos.

Así, en los últimos años se han detectado vertidos de aguas residuales hacia la playa de La Maruca y acumulación puntual de lodos, que muy probablemente tienen su origen en el vertido, afectando a la recolección de mariscos y a la calidad de los organismos filtrantes de la zona.

Según el informe, la planta de tratamiento de San Román ha causado «problemas» desde su inicio, los cuales han sido corregidos «no siempre en el momento oportuno». En sus primeros años de operación tuvo problemas con la generación de ruido y funcionó durante años con alivio ocasional en episodios de lluvia.

Además, vertidos puntuales en enclaves cercanos, como la playa de La Maruca, son hechos que han sido denunciados por el barrio de San Román.

De esta forma, la organización detecta «problemas puntuales» por el «mal estado» de las conducciones de vertido de la depuradora y la «falta de implantación» de una red separada de alcantarillado y pluviales en el conjunto de municipios que vierten al STEA San Román, liberándose ocasionalmente aguas pluviales y residuales del depósito de tormentas situado en el Bº de Santiago el Mayor, cerca de la ría de Raos.

Asimismo, los vertidos de aguas residuales residuales de los barrios Boo de Guarnizo (El Astillero) destacan por la ausencia de conexión a la red de alcantarillado que lleva sus aguas al STEA San Román.

Unos vertidos que, según el aviso, contribuyen al daño medioambiental y aumentan la mala calidad de las aguas de baño y playas de San Juan de la Canal, La Maruca y El Bocal.

En su opinión, los vertidos del STEA San Román al vertido que vierte al mar deberían mejorarse mediante la sustitución completa de la tubería, asegurando la recirculación del efluente mediante bombas de extracción que lo devuelvan a la depuradora en lugar de mantener el estado actual.

Además, se debería ampliar el vertido de la EDAR que vierte residuos frente a la Isla Virgen del Mar hasta verter a mayor distancia de la costa y la propia EDAR debería mejorar su mantenimiento para evitar vertidos puntuales cuando coincidan con episodios de fuertes lluvias.

Por último, el informe de Ecologistas añade que los tanques de tormentas periféricos «sólo deben utilizarse en momentos puntuales de fuertes lluvias y nunca servir como alivio de aguas residuales».

Cree que a medio plazo sería necesario articular un sistema de depuración menos centralizado que permitiera instalaciones distribuidas más pequeñas para facilitar los sistemas de fitodepuración.

Algunas de las cuestiones recogidas en el informe son afectaciones a la biodiversidad, basura marina, vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y depuración, o contaminación química, lumínica y/o acústica.

Este año, además, se pone el acento en los problemas derivados del turismo y la urbanización de todo el litoral, un problema que afecta especialmente a Canarias.

De las 48 banderas negras concedidas este año, 15 son por el desarrollo de la costa, invadiendo incluso en ocasiones el Dominio Público Marítimo-Terrestre (DMPT); 16 por derrames, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de tratamiento; 6 por contaminación química, lumínica y/o acústica.

También hay 1 por daños al mapa interactivo que ubica las banderas del patrimonio histórico y cultural en DMPT; 3 por acumulación de desechos marinos; 3 por dragados y ampliaciones portuarias sin justificación; y 4 por afectaciones a la biodiversidad, aunque generalmente se trata de daños colaterales en cualquiera de las otras banderas negras concedidas.

El informe también destaca otro grave problema medioambiental que sufre el litoral español: la alta concentración de plásticos. Aunque el vertido de pellets de plástico que afectó a las costas de Galicia a principios de este año ha ayudado a concienciar sobre la gravedad de este problema.

FUENTE

nuevaprensa.info

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