Javier Peña se despide de su padre en ‘Tinta Invisible’ tras años de silencio.
El escritor Javier Peña (A Coruña, 1979) presenta su tercer trabajo, ‘Tinta Invisible’, el tercero publicado por Blackie Books, en el que se despide de su padre tras casi cuatro años sin hablar con él «sin saber por qué».
En una entrevista con Europa Press, Peña, que antes de dedicarse a los libros fue periodista y después asesor en un departamento de la Xunta, no evita preguntas sobre la relación paternofilial, el «hilo común» de «Tinta Invisible».
Lamentando el tiempo perdido, Javier Peña lo descarta y comenta que es algo que pasa en muchas familias. Eso sí, se alegra de haber «logrado superar su orgullo» en los últimos días de vida de su padre, fallecido a finales de 2021.
Por esa fecha, Peña lanzó el podcast «Grandes infelices», que puede considerarse el germen de esta «mezcla de ensayo y autoficción», como le gusta definir «Tinta Invisible».
En los últimos tres años, el coruñés, vecino de Santiago desde hace mucho tiempo, ha leído alrededor de 300 biografías, una obra que dice disfrutar «mucho» y que le hace sentirse «un privilegiado», pero que no lo es comparable a alguien que simplemente lee «por placer».
«Invisible Ink» iba tomando forma a medida que avanzaba «Great Unfortunates», que acaba de lanzar su quinta temporada. Pero no fue hasta marzo de 2023 que Peña se comprometió a escribirlo, un «camino arduo», según confiesa, por lo que implica psicoanalizar los propios errores.
En cualquier caso, entiende las «advertencias» de sus padres y celebra que últimamente ambos estén «muy contentos» con su futuro como escritor.
Con ‘Blanco Invisible’, Javier Peña da el salto a Latinoamérica, donde espera poder hacerlo en 2025, gracias a la buena acogida que tiene su ‘podcast’ en países como Colombia, Argentina, México, Chile y Perú.
En Medellín acaba de vivir, de hecho, la «mejor experiencia profesional» de su vida. «Pensé que no vendría nadie y fue algo fuera de lo común», dice sobre su participación en la fiesta del libro en la ciudad colombiana. A la vuelta bromea diciendo que no cabía en su maleta el «síndrome del impostor».
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