Exministros Caamaño y Catalá ven complicado aplicar Plan de Regeneración contra bromas
Los exministros de Justicia, Francisco Caamaño (PSOE) y Rafael Catalá (PP), coincidieron en estimar que es «difícil» aplicar el Plan de Acción por la Democracia y Contra los Bulos, aprobado el martes por el Consejo de Ministros. Ambos participaron, junto a la expresidenta del Consejo General del Colegio de Abogados, Victoria Ortega, en una mesa redonda sobre el Poder Judicial, que tuvo lugar en el Patio de la Infanta de la Fundación Ibercaja de Zaragoza. En declaraciones a la prensa antes de participar en la mesa redonda, Catalá indicó que precisamente los tres comentaron sobre este asunto, «como profesionales del Derecho y juristas, aunque sean letras minúsculas, nos consideramos los tres entre nosotros.» «Queremos saberlo y leer la letra pequeña, porque es cierto que es muy difícil, es muy difícil regular el derecho a la libertad de información, el derecho a la propiedad de los medios como empresas comerciales, la distribución de publicidad según unas reglas establecidas por un tercero», añadió Catalá.
El exministro de Justicia Rafael Catalá admitió que tiene «ganas» de leerlo detalladamente, pero «parece sumamente difícil llevar a cabo este sistema de supervisión o control». Ojalá mejoremos nuestra democracia, todos estaremos de acuerdo en eso.» Al respecto, Francisco Caamaño agregó: “Suscribo las palabras”. Puso como ejemplo que debido a la influencia de las redes sociales en las elecciones, Alemania, entre otros países, estableció una serie de controles sobre el fraude informático durante el periodo electoral y emitió «tres sentencias de tribunales federales, si mal no recuerdo, que han condenado el autoridades alemanas por violar la libertad de expresión». Por ello, ha afirmado que «es muy difícil establecer límites entre lo que se puede decir y lo que no, sobre todo dependiendo de quién lo dice, si esto es censura política, ideológica, es muy difícil de regular». En su opinión, «algo habrá que hacer, pero si no hay un consenso más amplio que el de un país, por mucho que lo tenga, será difícil hacerlo».
Respecto al término «ley», que incluso fue utilizado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para asegurar que él mismo la padecía, Catalá destacó que ni cuando fue ministro ni hoy sucede. «Ningún juez – decidió – actúa por razones ideológicas o políticas, los jueces aplican la ley y lo hacen todos los días y creo que este reconocimiento es muy conveniente y contamina esa realidad, que es una realidad, no es mi opinión en particular. , no daña nuestra democracia». En ese sentido, Caamaño asintió ante estas declaraciones.
Respecto a la fórmula de elección del Consejo General de la Magistratura (CGPJ), ambos exministros de Justicia coincidieron en que debe haber un cambio y esperaron la propuesta que haga el órgano rector de jueces. «No vamos a reformar la Constitución, no vamos a cambiar la Constitución. Ojalá algún día pudiéramos ponernos de acuerdo», afirmó Caamaño, añadiendo que «habrá que reformarla, que es el intento que se quiere ahora». Dijo Caamaño. nos llevemos bien con el Consejo y que el Consejo también encaje, de una vez por todas, en su funcionamiento con el resto de instituciones, etc. Es la única manera que tenemos.» Catalá comentó que el nuevo CGPJ genera expectativas en todos para un «mejor funcionamiento» de ese órgano rector, de la carrera judicial. Recordó que tiene un mandato, «que es presentar un proyecto de ley donde una propuesta consensuada y consensuada nos permita superar este debate».
Su impresión es que «ver cómo ha evolucionado Europa, cuál es el estado de la opinión, la sensibilidad social sobre esta cuestión, creo que reforzaría la posición institucional de este Consejo, que también critico, pero de hecho no lo hizo. Funcionó demasiado bien: «Necesitamos ayudarlo en el futuro y aquí creo que podría haber una salida». Caamaño calificó esta fórmula de «razonable», porque «no cambiaremos la Constitución». «En mi opinión personal sería mucho más radical, pero soy realista,» añadió. Tras admitir que no se suprimiría y, además, que la cultura de un país no se puede cambiar porque «de repente tengamos un accidente, a pesar de nuestras creencias personales», se declaró partidario de «encontrar una solución que nos convenga a todos». «. .» y, sobre todo, que evite también esa postura que sirve al Consejo para hacer política corporativa para los propios jueces.»
Lamentó la imagen que se tiene de los ciudadanos que ven jueces conservadores y progresistas, cuando estos profesionales del derecho «son independientes». Esta agrupación por los efectos profesionales que se produce «da tensiones que creo que sólo se dan entre nosotros» y genera «tensiones» entre las asociaciones de jueces que «afortunadamente no se proyectan en los tribunales, pero hacen demasiado ruido para un buen «o la buena imagen de la justicia en España». Intervino la expresidenta del Consejo General de la Abogacía, Victoria Ortega, quien recordó la incertidumbre generada hasta hace unos meses cuando se acordó la renovación del CGPJ. «Al principio», dijo, «se trataba de lo que iba a pasar con la composición. Hoy, afortunadamente, ya tenemos una nueva junta directiva. Pero también ver qué sucederá en el futuro. Cómo se regulará en el futuro, ¿qué vamos a hacer para evitar que vuelva a suceder lo que pasamos?».
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