Evita estas 4 esencias para preservar tu salud

Utilizar madera recuperada, especialmente palés, puede parecer una buena idea desde el punto de vista económico. Sin embargo, este tipo de madera suele ser tratado químicamente para resistir insectos y clima. Cuando se quema, la madera tratada libera productos tóxicos como compuestos orgánicos volátiles (COV) lo que puede dañar gravemente la salud respiratoria. Estas sustancias incluyen formaldehído y otros compuestos cancerígenos que se encuentran en el humo y las cenizas. Incluso los palés marcados con «EUR» o «EPAL», aunque están exentos de ciertos tratamientos químicos, no garantizan su seguridad para el uso en calefacción. Es mejor elegir madera de bosques locales y sin tratar para evitar cualquier riesgo.
Las maderas blandas, como el pino, el abeto o incluso el abeto, suelen resultar tentadoras por su disponibilidad y bajo coste. Sin embargo, estas maderas producen una gran cantidad de resina cuando se queman, lo que da como resultado la formación de creosota, un subproducto que obstruye rápidamente las chimeneas. Esto no sólo aumenta el riesgo de incendio en la chimenea, sino que también libera partículas finas en el aire perjudicial para la salud. Las maderas blandas también emiten más humo y hollín que las duras, lo que puede agravar los problemas respiratorios en personas sensibles, como los asmáticos o los niños pequeños. Para una calefacción de leña más limpia y segura, lo mejor es optar por especies con bajo contenido en resina, como el haya o el roble.
Quemar madera que no ha tenido tiempo de secarse adecuadamente es una mala idea, independientemente de la especie. La madera mojada tiene un alto contenido de humedad, lo que dificulta la combustión eficiente. Además de producir poco calor, libera una cantidad importante de humo, hollín y contaminantes del aire. Al quemar madera húmeda, parte de la energía se desperdicia en la evaporación del agua de las fibras, lo que reduce significativamente la eficiencia de calefacción. Lo ideal es que la madera se almacene durante al menos dos años en un área seca y bien ventilada antes de su uso. La humedad es una herramienta útil para comprobar si el nivel de humedad está por debajo del 20% antes de encender el fuego.
Al igual que con la madera tratada, la madera pintada o barnizada están absolutamente prohibidos en la estufa o chimenea. Cuando se queman, las pinturas y barnices liberan una serie de sustancias químicas peligrosas, incluidos metales pesados como plomo y mercurio, así como COV. Estos compuestos pueden causar irritación del tracto respiratorio, dolores de cabeza y, a largo plazo, graves riesgos de enfermedades crónicas. Por ello, es fundamental utilizar únicamente madera en bruto, sin barnizar ni pintar para evitar liberar estos contaminantes al aire que respiramos todos los días.
Para disfrutar de los beneficios de calentar con leña, protegiendo al mismo tiempo la salud de las personas cercanas, es fundamental elegir la especie adecuada. Evite la madera tratada, la madera blanda, la madera húmeda y la madera lacada. Reduce significativamente las emisiones contaminantes y mejora la eficiencia de la calefacción. Eligiendo maderas duras y secas como el roble o la haya, no sólo el calor será más agradable, sino que los riesgos para la salud se reducirán notablemente.
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