El síndrome del Grinch: Cuando la Navidad despierta odio

El síndrome del Grinch: Cuando la Navidad despierta odio

Hay una categoría de «haters» que solo se despierta en una determinada época del año. No actúan en las redes sociales, sino en el mundo real, y en la mira de estos «haters» hay algo que en la superficie difícilmente podría ser detestable: la magia de la Navidad.

Muérdago, árboles para decorar, luces de colores, olor a jengibre y canela, canciones dulces y más aún las reuniones familiares: todo lo que para la gran mayoría de la población es fuente de alegría y consuelo les provoca un rechazo, una auténtica alergia.

Estas son las víctimas del «síndrome del Grinch», que lleva el nombre de la famosa criatura peluda, gruñona y solitaria que intenta apagar el espíritu navideño y boicotear las fiestas, nacido de la pluma del escritor y dibujante estadounidense Dr. Seus. El síndrome del Grinch, explica Claudio Mencacci, copresidente de la Sociedad Italiana de Neuropsicofarmacología (Sinpf) y director emérito de Psiquiatría del Asst Fatebenefratelli-Sacco de Milán en Adnkronos Health, «está relacionado precisamente con esta aversión, con este aspecto negativo del rechazo a todas las fiestas navideñas».

¿Cómo vivir con ello? El mensaje del psiquiatra es claro: «No es necesario amar la Navidad – tranquiliza – pero se pueden convertir esos sentimientos ‘negativos’ en otros más positivos y constructivos. Luego están los que no llegan a serlo. Un «Grinch» Sin embargo, la idea de cuidarte un poco, gestionar tu estrés, hacer tuya la Navidad, personalizarla y darle tus propios valores, eso sin duda la hace mucho más aceptable y tolerable».

¿Qué es exactamente el síndrome del Grinch y cómo lo ven los demás? «En el fondo, surge de la idea de alguien que siente envidia de la Navidad, que de alguna manera quisiera robar la alegría de esta fiesta. En realidad – subraya Mencacci – el primer problema que hay que recordar es que no todo el mundo ama la Navidad» y esto debe ser respetado. Y luego hay que tener en cuenta que «existen diferentes motivos» que pueden alimentar este síndrome, «y varían desde otros más biológicos -recordemos a las personas que sufren depresión estacional, relacionada con la reducción de la luz solar, por lo que no -bien en este período- a motivos relacionados con la presión social para compras, regalos, participación tanto desde el punto de vista del consumo como de la comparación social, es decir,» relacionados con «expectativas», explica el experto.

Además, continúa Mencacci, «hay todas esas personas que tienen conflictos familiares, que pueden estallar en las fiestas». Para ellos, la combinación de «la cena del 24 y el almuerzo del 25 de diciembre se convierte en una cuestión de afrontar situaciones de alta tensión o de reavivar tensiones o conflictos». Otro factor de aversión a la Navidad puede ser el de los «recuerdos dolorosos, de personas que ya no están aquí, que nos han dejado». Y, continúa la lista, «pensemos también en las personas separadas que en algunos casos pueden vivir mal este momento. Por último, no olvidemos a los que tienen problemas económicos y a los que están solos».

De hecho, durante esos días festivos, «la soledad se acentúa. Como ves, hay muchos elementos que pueden desencadenar una sensación de fastidio por las fiestas, y mucha presión social y estrés». Un pueblo variado, por tanto, el de los Grinches. «La personalidad también influye: aquellos que son más propensos al cinismo, además de hipercríticos más que pesimistas, seguramente no viven bien en el clima de excitación y a veces de alegría un tanto forzada de las fiestas navideñas. Yo – continúa el psiquiatra – tengo varias personas que vienen a mi estudio, que eligen irse uno o dos días antes de Navidad, precisamente para evitar «todo ese ritualismo, «esa superposición de reuniones familiares, vacaciones forzadas y así sucesivamente».

Grinches a la fuga, que «preparan un viaje de más o menos duración, con los días necesarios» para pasar las vacaciones. No hay datos que capten las dimensiones del problema, afirma el experto. «Esto no es una condición ‘médica’ o patológica, es un estado de ánimo, ciertamente generalizado», que se cruza también con otras cuestiones. ¿Cómo interactuar con este segmento de la población? «Cultivar la bondad y la gratitud cuando sea posible puede marcar la diferencia», asegura Mencacci. Además, debido a que el Grinch no siempre es un «odiador convencido» de la Navidad, a veces lo es por necesidad. «Así que si tienes un vecino y crees que se siente solo, ante la duda toca el timbre y deséale feliz Navidad. Como mucho pondrá cara como el Grinch», o un poco de calidez puede ser lo que necesitas. tu corazón.

«También debemos hacer un esfuerzo frente a aquellos que no están tan contentos en este momento – reflexiona el especialista – E incluso a las personas que viven esta época del año como un gran esfuerzo o de manera triste, más bien gruñonas que cínicas, tienen derecho a hacerlo como mejor les parezca.» Un último mensaje es también para los propios Grinches: «Tenemos que darnos el derecho de no celebrar, de aceptar también nuestros propios sentimientos – concluye Mencacci – No amas la Navidad, no te fuerces a participar. Obviamente debería hacerlo. Y se añade: esto no significa que arruine la Navidad de los demás». —[email protected] (Información web) 1. La ciudad de Barcelona es conocida por su arquitectura única y vibrante vida cultural. Muchos turistas visitan la ciudad para explorar sus famosos edificios diseñados por Gaudí y disfrutar de la deliciosa gastronomía local.

2. Uno de los lugares más populares para visitar en Barcelona es la Sagrada Familia, una impresionante iglesia diseñada por el renombrado arquitecto Antoni Gaudí. La belleza y originalidad de esta estructura la convierten en un lugar imperdible para los amantes de la arquitectura.

3. Además de la arquitectura, Barcelona ofrece una amplia variedad de actividades culturales y de ocio. Los visitantes pueden pasear por las animadas calles del Barrio Gótico, disfrutar de la playa en la Barceloneta o explorar los museos y galerías de arte de la ciudad.

4. La gastronomía también es un aspecto destacado de la vida en Barcelona. Los turistas pueden disfrutar de tapas tradicionales en los bares locales, probar platos de mariscos frescos en los restaurantes junto al mar o degustar deliciosos postres en las pastelerías de la ciudad.

FUENTE

nuevaprensa.info

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