El PP aplaude una medida que ayuda a una «minoría» de la oposición
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 4 de junio (EUROPA PRESS)-
La rebaja del impuesto de sucesiones para familiares de tercer grado anunciada el lunes por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, provocó este martes un choque de declaraciones entre los grupos políticos tras la reunión de los portavoces del Parlamento gallego.
El portavoz de los partidos populares, Alberto Pazos Couñago, felicitó al Gobierno regional por una decisión que, a su juicio, «beneficia a la gran mayoría de los gallegos», algo que no comparten ni los socialistas ni los nacionalistas, que aseguran que «les favorece a unos pocos, a sus amigos».
En cuanto a las acusaciones de deterioro de las cuentas, señaló que 15 años de presupuestos, cerrando ciclos «en números azules», deberían ser «un apoyo más que suficiente». «Si dentro de 15 años no enviamos el barco a las rocas, no parece que lo vayamos a hacer ahora en la misma línea de las últimas tres décadas», afirmó.
La propuesta de Altri de Palas de Rei es la otra cuestión que ha provocado un cruce de acusaciones entre grupos políticos, especialmente entre los nacionalistas, que han acusado a la empresa y a la Xunta de tratar a los gallegos «como estúpidos» y a los populares, que censurar la desinformación y las «múltiples atrocidades» que se vierten en un proyecto aún en estudio.
En concreto, Rodil mencionó la «masiva» oposición popular que existe a este proyecto, «de proporciones brutales en el corazón de Galicia» y que definió como una «bomba ecológica».
Señaló, además, que datos como el aumento de la temperatura del río Ulla o la cantidad que se extraerá del mismo, parece que están recogidos en el proyecto que está a la vista del público.
«Deberían dejar de tratar a la gente como si fueran estúpidos porque vinieron aquí pensando que la gente no sabía leer y vieron que la gente está informada y están saliendo a las calles para defender su país», dijo.
Para Pazos Couñago, se trata de una «campaña de desinformación interesada», a la que criticó por las «múltiples barbaridades» vertidas sobre un proyecto que estaba sujeto a estudios preceptivos por parte de los técnicos de la Xunta.
«Pido respeto, o al menos cierto disimulo en el respeto al trabajo de los técnicos», comentó, insistiendo en lo que llamó «ignorancia, mentira y audacia ilimitada» respecto de ciertas afirmaciones sobre el efecto del proyecto en el medio ambiente.