La ministra de Justicia, Gemma Ubasart, ha defendido que «Cataluña puede y quiere tener más poder en materia judicial, del mismo modo que puede y quiere tener todas las competencias para construir un autogobierno».
Así lo expresó la consellera junto al director del Instituto de Estudios Autonómicos (IEA), Joan Ridao, durante la presentación, este miércoles, de un informe jurídico sobre el alcance de las competencias estatutarias de la Generalitat en Justicia.
La consellera destacó que la «enorme fragmentación» del sistema judicial afecta a la calidad de las funciones de la Administración de Justicia y que dificulta, según sus palabras, el desempeño de las tareas encomendadas a la Generalitat de Cataluña.
Ubasart lamentó que se construyera lo que calificó como un Estado compuesto, lo que a su juicio lo hace especial y en el que «se descentralizó el poder ejecutivo y legislativo, pero no el poder judicial, lo que hace particular y peculiar el sistema dentro del federalismo comparado».
El informe advierte de que la Generalitat de Catalunya tiene un amplio abanico de competencias para ampliar su actuación en el ámbito de la Administración de Justicia, pero pone de manifiesto que «hay una falta importante de recursos económicos».
«Mientras las Generalitats no cuenten con el sistema único de financiación sostenido por el Gobierno, es imprescindible que el Estado transfiera los recursos económicos imprescindibles para el ejercicio de las competencias estatutarias asumidas», afirmó Ridao, uno de los autores de este informe, con el asesor principal de AIE, Gerard Martín, y el exjefe de actividades autónomas de AIE, Sergi Morales.
El documento recuerda que, si bien el principio de unidad jurisdiccional es la base de la organización de los tribunales en España, las autonomías tienen competencias en su organización de la Administración de Justicia, lo que queda reflejado en el Estatuto, que asigna competencias a la Generalitat. específicos, como la gestión del personal judicial, los recursos personales y materiales, la Oficina Judicial y las instituciones y servicios de apoyo.
Sin embargo, el Director de la AIE cree que es necesario modificar la normativa estatal, como la Ley Orgánica de Justicia, así como contar con recursos económicos suficientes para que el ejercicio se pueda realizar de manera eficiente.
El informe también pone de manifiesto que el uso de la lengua catalana en el ámbito de la Administración de Justicia es muy limitado, hasta el punto de considerarlo «testimonial», mientras que la consejera añade que actualmente sólo se utiliza la lengua regional en menos de el 7% de las sentencias y en el 5% de las demandas interpuestas.
Para revertir esta situación, el informe sugiere que «sería necesario introducir diversos cambios normativos con el objetivo de normalizar la lengua catalana también en este sector», según el informe, y propone incorporar el conocimiento de la lengua regional como requisito de acceso del personal judicial y funciones no judiciales de la Administración de Justicia de Cataluña, incluidas las de magistrados, abogados y jueces.
Ridao ha manifestado que es «inaceptable» que personal judicial y no judicial alegue desconocimiento de la lengua catalana y que no se garantiza su uso.
El informe incluye la eventual creación del Consell de Justicia de Catalunya, una herramienta para acercar la gobernanza judicial al modelo territorial de autogobierno políticamente descentralizado.
Este instrumento aparece incluido en el Estatuto de Autonomía como órgano delegado del Consejo General de la Magistratura (CGPJ) y las funciones que desempeñaría serían las que no fueron declaradas inconstitucionales por el TC: las que ejerce el Cámara Alta de Gobierno. El Tribunal de Justicia, las que el CGPJ puede delegar y las correspondientes a un ámbito de colaboración y relaciones institucionales con las Generalidades de Cataluña.