El 40% de la población sufre esta enfermedad
En el Neolítico, se encontró la bacteria «Helicobacter Pylori» en la momia de Ötzi, el hombre europeo más antiguo conocido, con casi 5.300 años de antigüedad. En España, 4 de cada 10 personas están infectadas por esta bacteria, según la FEAD. La infección se adquiere generalmente en la infancia y suele persistir de por vida, aunque solo causa síntomas en un pequeño porcentaje de personas.
Ana Esteban, intensivista en una UCI de Santa Cruz de Tenerife, tiene experiencia en patologías digestivas y recientemente publicó ‘Una digestión feliz’. Según ella, la nutrición y la salud digestiva son fundamentales para mantener el resto de los sistemas del cuerpo. La infección por «Helicobacter pylori» se adquiere principalmente a través del agua, y su transmisión es frecuente dentro de la familia en países desarrollados.
Esta bacteria puede causar diversas enfermedades como gastritis, úlcera péptica, cáncer de estómago y SIBO. También se ha relacionado con problemas no digestivos como niveles bajos de hierro, diabetes y enfermedades coronarias. Sin embargo, puede proteger contra el reflujo gastroesofágico, el esófago de Barrett y la enfermedad celíaca en personas genéticamente predispuestas.
En Europa se recomienda analizar la presencia de «Helicobacter pylori» solo si se presentan síntomas compatibles con gastritis, sin antecedentes familiares de cáncer de estómago o MALT, úlceras o síntomas. Los síntomas de la infección pueden incluir malestar estomacal e indigestión, que suelen aliviarse con el tratamiento.
Para el diagnóstico, se pueden realizar pruebas como la de ureasa en el aliento, endoscopia, biopsia o análisis del antígeno de la bacteria en las heces. Los signos de sospecha incluyen dolor de estómago, náuseas, falta de apetito y sensación de estómago inflamado después de consumir alimentos ácidos.
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