Duración de los beneficios en cerebro: sueño vs ejercicio
En un estudio longitudinal poco común, investigadores de la Universidad de Aalto y la Universidad de Oulu en Finlandia siguieron el cerebro y la actividad conductual de una persona durante cinco meses utilizando escáneres cerebrales y datos de dispositivos portátiles y teléfonos inteligentes. Según lo publicado en PLOS Biology, descubrieron que los efectos diarios del sueño, el ejercicio, la frecuencia cardíaca y el estado de ánimo, tanto positivos como negativos, podían permanecer en nuestro cerebro por más de dos semanas.
«Queríamos ir más allá de eventos aislados», explica la investigadora principal, Ana Triana. «Nuestro comportamiento y estados mentales están constantemente influenciados por nuestro entorno y experiencias. Sin embargo, sabemos poco sobre cómo responde la conectividad cerebral funcional a los cambios ambientales, fisiológicos y de comportamiento en diferentes escalas de tiempo, desde días hasta meses».
El estudio reveló que nuestros cerebros no reaccionan a la vida diaria en eventos inmediatos y aislados, sino que la actividad cerebral evoluciona en respuesta a los patrones de sueño, la actividad física, el estado de ánimo y la frecuencia cardíaca. Esto sugiere que incluso un mal ejercicio o una mala noche de sueño la semana pasada podrían estar afectando el cerebro (y por ende la atención, cognición y memoria) hasta bien entrado la semana siguiente.
Las investigaciones también han demostrado una fuerte relación entre la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la conectividad cerebral, especialmente durante el descanso. Esto sugiere que impactar la respuesta de relajación de nuestro cuerpo, como las técnicas de manejo del estrés, podría moldear nuestro cableado cerebral incluso cuando no estamos activamente concentrados en una tarea. Además, se encontró que la actividad física influye positivamente en la interacción entre las regiones del cerebro, lo que podría afectar la memoria y la flexibilidad cognitiva. Incluso cambios sutiles en el estado de ánimo y la frecuencia cardíaca dejaron huellas que duraron hasta dos semanas.
La investigación es poco común ya que pocos estudios cerebrales involucran un seguimiento detallado durante días y semanas. «El uso de tecnología portátil fue crucial», afirma Triana. «Los escáneres cerebrales son herramientas útiles, pero una imagen de alguien sentado quieto durante media hora solo puede revelar cierta información. Nuestros cerebros no funcionan de forma aislada».
Triana fue la protagonista de la investigación, que fue seguida en su vida diaria. Su papel único como autora principal y participante del estudio añadió complejidad, pero también proporcionó conocimiento de primera mano sobre la mejor manera de mantener la integridad de la investigación durante varios meses de recopilación de datos personalizados.
«Al principio fue emocionante y un poco estresante. Luego la rutina se instala y te olvidas», dice Triana. Los datos de los dispositivos y los escáneres cerebrales dos veces por semana se complementaron con datos cualitativos de encuestas sobre el estado de ánimo.
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