Las selecciones de Brasil, Alemania e Italia acumulan entre ellas 13 títulos mundiales, y además de ser campeonas del mundo, también tienen en común su pobre desempeño y las dudas en los últimos grandes torneos internacionales, por debajo de las expectativas y a este nivel.
Este verano se produjo el regreso de dos grandes competiciones: la Eurocopa y la Copa América. Tierra de sorpresas y revelaciones, como Suiza, Turquía o Austria en Europa, y Canadá o Colombia en Sudamérica, pero también de decepciones y fracasos inesperados. Y entre estos últimos están los que siempre son candidatos por todo Brasil, Alemania e Italia.
No son tiempos fáciles para estos equipos, que llevan varios años sin sentirse campeones, lejos de los elogios y atravesando una eterna transición. En el caso de Brasil, ni siquiera la generación de Vinícius Júnior, Rodrygo Goes, Raphinha, Militao o el joven talento Endrick pudieron volver a consagrar campeones a una «Canarinha» que no celebra un título desde la Copa América 2019.
La selección brasileña, con dudas sobre un Dorival Júnior muy afectado por el desplome en cuartos de final ante Uruguay con una versión muy justa, llegó a Estados Unidos con el objetivo de vengarse de la última final de hace tres años, cuando Argentina Vencerles en la final del torneo continental, envió al limbo una nueva oportunidad de ampliar su legado, carente de alegrías en los últimos años.
Aquel trofeo continental de 2019 fue el único luminoso en más de una década sin demasiadas alegrías. Los brasileños, con cinco Mundiales en su haber -el equipo que más tiene-, no «dominan» el mundo desde 2002. Desde entonces, han participado en cinco ocasiones y en cuatro de ellas no pasaron de cuartos de final. . El único que lo hizo fue en 2014, en su Mundial, para caer estrepitosamente por 1-7 ante la campeona Alemania en otro ‘maracanazo’.
Los alemanes son otro ejemplo de que es muy difícil mantener un estatus de poder a nivel nacional. Los alemanes han ganado cuatro Copas del Mundo, la más reciente en 2014, con un fútbol atractivo y directo y una generación de jugadores internacionales de primer nivel como Miroslav Klose, Bastian Schweinsteiger, Mesut Özil, Thomas Muller, Mario Gotze y Toni Kroos.
Alemania deslumbró en aquel torneo de hace diez años por su estilo de juego, enfrentándose a España, que ganó dos Eurocopas y un Mundial, y se perfilaba como el próximo gran dominador. Pero no fue así, ya que en los dos siguientes Mundiales, en Rusia 2018 y Qatar 2022, no lograron avanzar de la fase de grupos, ganando sólo un partido en cada torneo, sumando dos dolorosos reveses, mientras el equipo buscaba su identidad y sufrió una crisis estelar.
En las Eurocopas les fue algo mejor, aunque no levantan el trofeo desde 1996, con el amargo recuerdo de 2008 y de la última final continental a la que llegaron, cayendo ante España con un gol de Fernando Torres. En los dos siguientes, Italia en 2012 y Francia en 2016 fueron sus verdugos en semifinales. Y en 2024, cuando eran anfitriones, tuvieron la oportunidad de enmendar su pobre torneo de 2021, eliminados en octavos de final.
Pero como en 2008, España se cruzó para cortar su sueño a cuartos y poner fin a la ambición de una generación, guiada por la remontada de Toni Kroos en el último servicio de su carrera. Un último baile que acabó antes de lo deseado, y que deja, como en anteriores ocasiones, en dudas el proyecto alemán, mientras la explosión de jugadores como Jamal Musiala o Florian Wirtz son las grandes esperanzas de volver a lo más alto en un futuro próximo.
Aunque más preocupante es el caso de Italia, que hace tres años consiguió vencer a Inglaterra en la final de la Eurocopa y proclamarse campeona, aunque está inmersa en un proceso de mutación, al que no ayuda la falta de grandes estrellas, perdiendo en al mismo tiempo. Solidez defensiva, un aspecto histórico innegociable para la selección transalpina.
En los últimos 30 años, los azzurri han disputado dos finales, la que perdieron ante Brasil en penales en 1994 y la que ganaron en 2006 contra Francia, en su último gran éxito en un Mundial. Y el idilio con el codiciado trofeo de oro duró poco, quedando eliminado en la fase de grupos en 2010 y 2014 -con sólo una victoria en seis partidos-, aunque lo peor aún estaba por llegar.
Y en las dos últimas ediciones del Mundial ni siquiera han conseguido clasificarse para la fase final del torneo, un fracaso absoluto para un equipo que no ha hecho más que flaquear en los últimos años. Los italianos perdieron en los play-offs de 2018 contra Suecia en su primera ausencia transalpina desde 1958, y repitieron el fiasco cuatro años después contra la modesta Macedonia del Norte.
La Eurocopa ganada en la Eurocopa 2020 (celebrada en 2021 debido a la pandemia de coronavirus) fue un oasis en un torneo que no ganaban desde 1968 y donde ya habían sufrido derrotas finales en 2000 y 2012, esta vez contra España. con un doloroso 4-0–. Hace tres años, dirigido por Roberto Mancini, la victoria del equipo italiano estuvo respaldada por la experiencia de los últimos tiros de uno de los mejores de su generación.
Italia celebró su último gran título con Giorgio Chiellini, Leonardo Bonucci, Marco Verratti, Lorenzo Insigne y Federico Bernardeschi, miembros permanentes de aquel equipo campeón y que ya no tenían lugar en la lista innumerable de Luciano Spalleti.