Cáritas despide a ocho trabajadores que atendían a más de 200 usuarios sin previo aviso.
El viernes pasado, Cáritas Cantabria despidió a ocho empleados, un cocinero y siete técnicos de tres programas que la entidad eliminó, los cuales atendían a más de 200 usuarios «sin previo aviso». La entidad justificó los despidos por problemas económicos, vinculados por UGT a la «mala gestión del nuevo equipo directivo», solicitando una reunión con el obispo Arturo Ros, como presidente de Cáritas, para revertir la situación creada.
Esto fue informado el jueves por el secretario de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo (FeSMC) de la UGT de Cantabria, José Giraldez; la delegada de FESCMC-UGT ante Cáritas, Natalia Fronceda, y uno de los trabajadores despedidos, Eduardo Fernández, en una rueda de prensa a la que asistieron los afectados. Giraldez denunció la «mala gestión» de Cáritas desde la llegada del nuevo equipo directivo en 2022, mientras que Fronceda expresó su «preocupación y desconcierto» por los despidos, considerando algunos como «fríos» ya que llevaban más de 15 años trabajando en la entidad.
El sindicato mencionó que en las actas de despido se argumentan razones económicas basadas en las pérdidas acumuladas de la entidad a partir de 2021, anotando el déficit de 2023. Fronceda lamentó que esta situación genere «incertidumbre y angustia» entre los trabajadores, haciéndolos sentir responsables del déficit presupuestario cuando hay otras causas, señalando ciertos gastos como «redundantes» e «innecesarios» para una entidad como Cáritas.
Además, denunció que la entidad rechazó subvenciones necesarias para la sostenibilidad de los proyectos, amplió la plantilla de manera sustancial a partir de 2022 y contrató servicios considerados prescindibles. Los sindicalistas denunciaron estas acciones como un «incumplimiento» del criterio de no incrementar el número de empleados para garantizar la sostenibilidad de la entidad.
Fronceda destacó que la eliminación de los tres programas generaba cinco empleos financiados con fondos públicos, como el «Proyecto Luces» y el programa de medidas judiciales, que atendían a menores. También se canceló el «Programa Empleo», que creaba itinerarios de inserción laboral para personas en situación de vulnerabilidad social.
Cáritas también despidió a la cocinera a tiempo parcial del programa Homeless, encargada de cocinar para unas diez personas al día. Los despidos se produjeron sin previo aviso ni diálogo, dándoles solo 15 minutos para recoger sus cosas y sin permitirles despedirse de las personas a las que atendían o de los voluntarios que apoyaban en sus proyectos.
En la rueda de prensa, Fronceda llamó al diálogo entre el obispo, como presidente de Cáritas, y los representantes de los trabajadores para escuchar sus demandas y buscar soluciones juntos. Se insistió en solicitar una reunión con Arturo Ros para revertir la situación, después de numerosos intentos de diálogo con el equipo directivo.
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