En el histórico Barrio de la Estación de Haro, Bodegas Gómez Cruzado ha colocado la primera piedra de la ampliación de sus instalaciones, marcando un hito en su centenaria historia.
Con esta inversión, la bodega pretende no sólo mejorar sus procesos, sino también conseguir que cada botella que produce conserve el sello de calidad que ha sido el alma de la casa desde su fundación en 1886.
Durante la última década, Gómez Cruzado centró sus esfuerzos en revitalizar la esencia de la bodega, culminando un proyecto iniciado en 2013 que permitió, entre otras cosas, la recuperación de viñedos singulares y el fortalecimiento de la conexión con el terroir.
En 2017 iniciaron la adquisición de una propiedad de viñedo con la compra de «Las Laderas de Ollauri», una trama centenaria de la que hoy se elaboran algunos de los vinos más especiales de la casa.
Continúan en 2022 centrándose en la búsqueda de pequeñas parcelas en el Alto Najerilla; viñedos llenos de historia y singularidad que forman parte de la visión de futuro de Gómez Cruzado.
El proyecto se desarrollará en la parcela de 1.800 metros cuadrados adyacente a las instalaciones actuales y que la bodega adquirió en 2021. Fue diseñado por el director técnico de la bodega, Juan Bautista Sáenz Pérez, en colaboración con Arquitelia.
El principal objetivo es mejorar sus instalaciones para seguir avanzando en esta nueva etapa, manteniendo la calidad como pilar fundamental de Gómez Cruzado.La ampliación abarcará una superficie total de 3.000 metros cuadrados, que incluirá una nueva sala de barricas y un botellero en el sótano.
La planta de superficie se destinará a la producción en depósitos y pequeñas cubas, lo que permitirá trabajar con mayor precisión respetando la identidad de cada parcela. Las obras, iniciadas recientemente, cuentan con una inversión de 4,5 millones de euros y se espera que concluyan en septiembre de 2025.
Desde sus orígenes en 1886, Gómez Cruzado ha sido testigo y participado de la historia moderna del vino de Rioja. A principios de siglo pasó a manos de los actuales propietarios, la familia Baños, originarios de la ciudad de Rioja Badarán, recuperando así su carácter familiar.
Hoy, bajo la dirección técnica de Juan Bautista y el joven equipo que lo rodea, Gómez Cruzado continúa manteniendo el perfil de sus vinos y, lo más importante, la filosofía que lo trajo aquí: el respeto a la tierra, la viña y la tradición, con un ojo siempre en el futuro.