Así es como trabajarán con el aire en el futuro.

La cobarde batería para coches eléctricos podría haber llegado a su fin. Aparece un invento que hace que los vehículos se muevan con el aire. El negocio de vehículos electrificados sigue creciendo, con modelos como el Volvo EX90. En mayo de 2023, las ventas en España aumentaron un 119% (4.409 coches eléctricos) respecto al récord del mismo período de 2022, cuando el 14% de los coches nuevos vendidos en todo el mundo pertenecían a esta categoría.
El atractivo de los modelos eléctricos es claro: no funcionan con gasolina ni etanol, que perjudican el medio ambiente. También son silenciosos y no contienen gas, además de requerir un mantenimiento menos recurrente. Si es absolutamente necesario, incluso puedes proporcionarles «combustible» en casa.
Los más optimistas se centran en las ventajas, dejando las desventajas (como la falta de infraestructura y la escasa autonomía general) como problemas que se solucionarán con el tiempo. Ante la advertencia de varias naciones (como Europa) para sacar de circulación los coches de combustión, se investiga para mejorar al máximo la oferta de vehículos eléctricos, y así ha llegado el modelo sin baterías que tiene al mundo en vilo.
Los coches eléctricos dicen adiós a las baterías: ahora funcionarán con aire
Un grupo de científicos de la Universidad de Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos, propone el aire comprimido como alternativa al litio. Esta tecnología aún se encuentra en fase experimental, pero podría convertirse en la alternativa a largo plazo a las baterías de iones de litio convencionales. Actualmente, el almacenamiento de energía estacionario se asigna a sistemas de baterías electroquímicas y sistemas hidroeléctricos de bombeo.
Sin embargo, estos científicos confían en que el almacenamiento de aire comprimido sea una solución viable, sostenible y económica para hacer que las baterías de litio convencionales sean cosa del pasado. Esta tecnología (CAES) utiliza una técnica de presurización del aire cuando no hay una demanda energética elevada.
El aire comprimido se almacena en tanques (bajo tierra y al aire libre). De esa forma, cuando aumenta la demanda, dejan escapar el aire. El aire se libera a través de un expansor y consigue, mediante procesos más complejos, transformar la energía mecánica en la electricidad necesaria. Sus instalaciones requieren de un compresor, un tanque, el mencionado expansor, un motor, un generador y una estructura motriz.
La batería del coche eléctrico queda apartada de las plantas del CAES
El concepto de plantas CAES ya se ha oído en otras ocasiones. En Alemania funciona desde 1978 a escala comercial y con una potencia nominal de 290 megavatios. Desde ese año, otros países han decidido explotar su potencial. Un ejemplo claro es Estados Unidos de América que opera desde 1991 con una planta de 110 megavatios. Pronto veremos como China hará lo mismo, aprovechando Alemania con hasta 300 megavatios (unos 1.800 megavatios/hora).
Científicos de Emiratos Árabes Unidos concluyeron que la eficiencia final del proceso es prácticamente del 60%, aunque teóricamente se dice que es del 87%. Esta diferencia tiene una explicación y aparece como consecuencia de la pérdida de energía a nivel cinético y mecánico durante los procesos de expansión del aire y transmisión a través de la caja de cambios.
Es decir, hay margen de mejora en la gestión de la potencia del motor y el acoplamiento del generador. Al ser directo y sin presencia de caja de cambios, podría reducir esta pérdida y aumentar la eficiencia por encima del 60%.
Con este sistema, la batería para coches eléctricos ya no serían necesarios. El almacenamiento de energía por aire comprimido almacena el exceso de energía renovable procedente de fuentes limpias.