La ruta hacia el éxito con instrucciones detalladas
¿Por qué enero es tan importante para el suelo?
El suelo es la base de cualquier cultura. Durante el invierno pasa por una fase de recuperación, pero también sufre los ataques del mal tiempo. Si no se controlan, los suelos pueden compactarse, perder fertilidad o volverse vulnerables a las malezas y las enfermedades. He aquí por qué enero es un momento clave:
- Prepara el terreno: Enriquecer y aflojar el suelo proporciona ahora una ventaja para futuras plantaciones.
- Limite las malezas: la acción preventiva en enero impide su proliferación en primavera.
- Mejorar la estructura: Los suelos compactados por las heladas y la lluvia se pueden revitalizar para promover una mejor circulación del aire y el agua.
Paso 1: Limpiar y desyerbar el terreno.
En primer lugar, es fundamental limpiar el suelo de restos de plantas y malas hierbas:
1. Recoge hojas muertas
Se pueden agregar hojas en descomposición al abono a menos que estén infectadas con enfermedades como óxido o moho. En este caso, quémelos o deséchelos.
2. Desmalezar a mano
Aprovecha el invierno para arrancar las malas hierbas, especialmente las perennes como las juncias o juncos, antes de que vuelvan a brotar en primavera.
Un suelo limpio es un suelo listo para ser enriquecido y trabajado.
Paso 2: Conoce el suelo sin perturbarlo
Al contrario de lo que podría pensarse, enero no es el momento para realizar excavaciones intensivas. Se debe favorecer un enfoque suave para respetar la estructura natural del suelo:
1. Ventilar la superficie
Utilice un tenedor o un rodillo para aflojar un poco la tierra. Esto favorece la penetración del agua y del aire sin perturbar los microorganismos esenciales.
2. Evita volcar el suelo
Al remover la tierra, se exponen los organismos benéficos a la superficie, donde pueden morir a causa del frío. Entonces trabaja en la superficie, unos 10 cm de profundidad.
Paso 3: Enriquecer el suelo para aumentar su fertilidad
Enero es el momento ideal para nutrir el suelo y fortalecer su capacidad para soportar futuras plantaciones:
1. Agrega abono
Extienda una fina capa de abono bien descompuesto sobre el suelo. Esta materia orgánica alimenta a los microorganismos y mejora la estructura del suelo.
2. Aplicar estiércol
El estiércol rico en nutrientes debe estar bien condimentado para evitar quemar las raíces. Extenderlo sobre la superficie y dejar que las lluvias invernales lo hagan penetrar poco a poco.
3. Incorporar modificaciones
Si tu suelo es arcilloso, agrega arena para aligerarlo. Para suelos arenosos, incorpore arcilla o compost para mejorar la retención de agua.