Grupo de amigos riojanos viaja a Valencia tras la DANA: «El problema durará mucho más»
Deja todo para ayudar a los demás. De repente, sin pensarlo. Eso fue lo que hizo un grupo de amigos de Logroño, que dejaron su vida a un lado durante unos días para ayudar a los afectados por la DANA en diferentes localidades de la Comunidad Valenciana.
Una decisión que, como señaló a uno de ellos Miguel Morales, «no le costó mucho», consciente de que «aquí, en Valencia, se están trabajando desde hace meses. Dejaremos de hablar de ello pero el problema durará mucho». mucho más.»
Miguel Morales, de 23 años, y algunos de sus amigos no dudaron en coger el coche, llenarlo de productos básicos y «echarse a la carretera» para llegar a Valencia tras la magnitud de la tragedia. Según explicó, «lo logramos porque, además, tenemos la suerte de que aquí vive un amigo nuestro, así que teníamos un lugar donde dormir. Por eso no lo pensamos».
Según admitió a Europa Press, «después de ver la situación de tanta gente pensé que teníamos que hacer algo… había imágenes muy duras, algo que podía pasar en cualquier lugar de España o del mundo y teníamos que ayudar, pero Yo no lo hice. No sé cómo.» «Así que tomé el auto, lo cargué y me senté aquí».
«Decidimos bajar y ayudar a estas personas que se sienten tan mal. Hay otros amigos de Logroño que no pudieron venir porque estudian, trabajan… pero llenaron el maletero de nuestro coche con productos de limpieza básicos, lejía, toallitas, compresas, comida como papillas, leche en polvo… unos cuantos. Aquí vinimos los que estábamos libres de la Universidad o de las prácticas, pero todos ayudaron y eso es un orgullo para todo el equipo”.
Afortunadamente, «mis compañeros y yo pudimos venir aquí, nos pilló en un buen momento y no lo pensamos mucho. Teníamos que estar aquí».
Una vez en Valencia, recuerda, “la situación fue muy impactante. Había muchos voluntarios y queríamos ir a una cocina de campaña, pero la cola para participar era muy larga y tuvimos que buscar otro lugar.»
De esta forma, explica, “como no podíamos quedarnos en la cocina fuimos a donde hacía falta y nos llevaron al barrio de La Torre, en Valencia, situado junto al río Turia. Allí llegamos a una calle por donde los servicios apenas habían logrado pasar y pudimos socorrer a un argentino de unos 70 años que estaba hundido en el barro hasta las rodillas», relató.
Y a partir de ahí, días sin descanso hasta «donde podamos ayudar», apunta. “Hemos estado en muchos lugares intentando limpiar, limpiar escombros, sacar chatarra, muebles, ahorrar agua… lo que nos digan que hagamos y la verdad estamos muy orgullosos de nuestra decisión.»
Según admitió, una vez aquí, «te das cuenta de la solidaridad que hay y que viene de toda España. Creo que el desamparo es lo que nos movió a todos aquí y una vez que lo ves en vivo, ves la magnitud de la catástrofe».
Pero, según explicó, «la solidaridad no es sólo de fuera, es más, los propios afectados no saben cómo agradecernos que vayamos a ayudarles y nos dan café, agua, zumos… algunos incluso nos dieron Nos suben hasta un décimo de la Lotería como forma de agradecimiento. Este sentimiento es muy potente porque te das cuenta de lo importante que es que todos vayamos en la misma dirección”.
Eso sí, según admitió, «lo peor es cuando puedes volver a dormir. Luego viene el shock de la realidad de todo lo que pasó ese día y ves cosas en tu mente que se quedarán contigo para siempre».
“Vamos a seguir aquí unos días, hasta que podamos, y la idea es seguir yendo a las ciudades o a todos los lugares que podamos. Mañana, por ejemplo, parece que tendremos la oportunidad de ir a una cocina de campaña. de 8:00 am a 11:30 am y luego nos vestiremos con la ropa vieja que trajimos para seguir ayudando donde sea necesario”, indicó.
De esta manera, Íñigo, Amable, Ignacio y Miguel pudieron aportar sus granitos de arena y ayudar a los más necesitados. «La gente se pone a llorar cuando les decimos que venimos de Logroño para ayudarles, se sienten muy solos».
Finalmente, Miguel Morales quiso pedir a la ciudadanía «que no se olviden de Valencia». Se necesita mucho personal humano y mucha maquinaria, pero lo importante es darles apoyo y recordarles que no estarán solos».